El Banco Central de Venezuela (BCV) informó que del total de reservas, US$ 13.160 millones pertenecen directamente al ente emisor y US$ 3 millones al Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM). En la semana anterior, el monto se ubicaba en US$ 12.271 millones, de modo que el incremento equivale a casi US$ 900 millones en apenas siete días.
Comparado con el cierre de 2024, cuando las reservas estaban en torno a US$ 10.266 millones, el salto interanual de 28,22 % refleja una mejora palpable en la posición financiera externa del país. Este nivel no se registraba desde hace casi una década, lo que podría interpretarse como una señal de leve recuperación de los activos internacionales.
El repunte parece estar asociado al mejor desempeño de las exportaciones petroleras, que han mostrado cifras superiores a las del año anterior. También se especula que hubo una entrada extraordinaria de divisas vinculada a la liquidación de compromisos internacionales o a transferencias institucionales que reforzaron los activos del BCV.
Aun así, los especialistas insisten en que estas cifras deben ser analizadas con prudencia. Un incremento en reservas no siempre significa mayor liquidez efectiva: parte de esos fondos puede estar en activos financieros de difícil acceso. Además, la presión que representan los pagos de deuda, las importaciones y la volatilidad petrolera sigue siendo un factor de riesgo.
De mantenerse el flujo de divisas, las proyecciones más optimistas estiman que las reservas podrían alcanzar entre US$ 13.500 y US$ 14.000 millones antes de que termine 2025. Sin embargo, cualquier caída en el precio del crudo o nuevas restricciones internacionales podrían revertir la tendencia.
En definitiva, el crecimiento hasta US$ 13.163 millones representa una noticia positiva para Venezuela, pero su sostenibilidad dependerá de la disciplina fiscal, la estabilidad del sector petrolero y la capacidad del país para generar divisas más allá del petróleo.