Sheinbaum explicó en su rueda de prensa matutina que aunque el arancel no fue anunciado exclusivamente para México, nuestro país resulta particularmente vulnerado por el volumen de sus exportaciones de vehículos pesados hacia EE. UU. Aun así, enfatizó que ya se están entablando pláticas con autoridades estadounidenses y que buscarán un entendimiento antes del 1 de noviembre. Si resulta necesario, la mandataria sostuvo que no descartan establecer una llamada directa con Donald Trump para abordar el tema.
Según lo que ha informado el gobierno, el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ya mantiene comunicación con sus homólogos en Estados Unidos y con representantes del sector automotriz para evaluar rutas de exención o condiciones especiales. Sheinbaum señaló también que el anuncio del gravamen forma parte de una política global —“no es sólo para México”, dijo— pero advirtió que las repercusiones para nuestro país pueden ser severas si no se logra un pacto.
El arancel del 25 % entraría en vigor a partir del 1 de noviembre, lo que pone presión especial al calendario diplomático mexicano. Además, en otras rondas de anuncios, Trump ha aplicado tarifas adicionales a medicamentos, muebles y otros productos, lo que subraya un contexto cada vez más agresivo en materia comercial.
Para México, la apuesta no es únicamente técnica o comercial, sino estratégica: proteger un sector clave para la economía nacional y preservar la estabilidad de nuestra relación con el principal socio económico. En ese sentido, la posibilidad de una llamada entre mandatarios adquiere un valor simbólico importante: puede ser una puerta para que Washington ceda en concesiones puntuales o aplazamientos que dieran margen de maniobra.
De no prosperar esa ruta, el panorama se complica: pérdidas para la industria automotriz, presión sobre proveedores y cadenas productivas, e incluso cuestionamientos internos al manejo diplomático del gobierno. Sin embargo, Sheinbaum mantiene que la salida está en el diálogo, y que México no está dispuesto a aceptar decisiones unilaterales que no tomen en cuenta su relevancia comercial.
Conclusión
El reloj corre: la administración mexicana encara un escenario crítico con un plazo acotado para contener el arancel a camiones pesados. La llamada presidencial con Trump, si llega a concretarse, podría marcar la diferencia entre una imposición irreversible o un pacto negociado. Por ahora, México apuesta a la diplomacia y a su peso comercial para revertir lo que considera una medida injusta.