La posición de México refleja una estrategia de prudencia en medio de un escenario global cargado de tensiones comerciales. Ebrard explicó que aunque el país ya se preparó técnicamente para cualquier escenario, no tiene sentido reaccionar de inmediato a declaraciones políticas sin que se concreten en medidas formales. Con esto, el gobierno intenta mandar un mensaje de firmeza pero sin caer en provocaciones.
El trasfondo es complejo. Desde febrero de este año, Estados Unidos impuso aranceles del 25 % a ciertos productos mexicanos, lo que generó una fuerte presión sobre exportadores de sectores clave como el automotriz, el acero y el agro. En julio, Trump fue más lejos al anunciar la posibilidad de gravar con hasta un 30 % nuevas líneas de exportación mexicanas, lo que encendió las alarmas en Ciudad de México y en los mercados internacionales.
Frente a esa amenaza, la administración mexicana decidió mantener la calma y esperar. Analistas consideran que esta táctica le da al país un margen de maniobra para evaluar las repercusiones legales a través del T-MEC y para reforzar alianzas diplomáticas que respalden su posición. Al mismo tiempo, evita caer en una guerra de aranceles que podría golpear aún más al peso y al mercado bursátil mexicano.
El riesgo, sin embargo, es evidente. Si Estados Unidos concreta los nuevos gravámenes de manera sorpresiva, México tendría menos tiempo para reaccionar y podría enfrentar impactos inmediatos en sectores exportadores que dependen en más del 80 % del mercado estadounidense. Además, la decisión se da mientras China también abrió una investigación sobre las medidas arancelarias mexicanas, lo que muestra que el país enfrenta presiones en varios frentes al mismo tiempo.
La conclusión es clara: México apuesta por la paciencia y la estrategia. Evitar respuestas apresuradas le permite mostrar madurez diplomática y ganar tiempo para fortalecer su defensa legal y política. No obstante, el riesgo de que el escenario se agrave sigue latente, y lo que ocurra en los próximos días será clave para definir el rumbo de la relación comercial más importante para el país.