El Gobierno decidió avanzar con una nueva colocación de bonos soberanos que tendrá como destino directo el refinanciamiento de obligaciones de Petroperú. La petrolera estatal arrastra compromisos financieros elevados debido a los altos costos asociados a la modernización de la refinería de Talara y a las pérdidas operativas que viene acumulando en los últimos años. Con esta emisión, se busca reemplazar deudas más caras por otras con mejores condiciones de pago.
La operación está enmarcada dentro de la estrategia de gestión de pasivos que el MEF viene aplicando para asegurar la sostenibilidad de la deuda pública. No es la primera vez que se recurre a esta herramienta. A fines de 2024, por ejemplo, ya se habían emitido bonos soberanos por casi S/3,000 millones, con vencimiento al 2033 y una tasa fija del 7,30 % anual, con la misma finalidad: darle aire financiero a Petroperú.
Expertos del mercado destacan que este tipo de emisiones ayuda a aliviar la presión inmediata sobre las finanzas de la empresa, pero también incrementa la exposición del Estado, ya que los bonos están respaldados por el Tesoro Público. Esto significa que, si Petroperú no logra mejorar su rentabilidad y capacidad de generación de caja, el riesgo podría trasladarse finalmente al fisco.
El MEF también ha venido introduciendo modificaciones regulatorias en los instrumentos de deuda soberana y en las letras del Tesoro, con el fin de dinamizar el mercado local y ampliar la base de inversionistas. Esto podría facilitar que emisiones como la actual encuentren buena demanda y condiciones más competitivas, lo cual resulta clave para que la operación cumpla su objetivo de abaratar el costo financiero.
La medida llega en un momento clave para Petroperú, cuya situación ha sido motivo de debate constante. Por un lado, el Gobierno insiste en respaldar a la empresa al considerarla estratégica para el abastecimiento de combustibles en el país. Por otro lado, analistas y organismos internacionales han advertido que el apoyo permanente del Estado puede convertirse en un riesgo para las finanzas públicas si no se acompaña de reformas profundas en la gestión de la compañía.
El desenlace de esta nueva colocación de bonos dependerá de las condiciones que logre cerrar el MEF en el mercado y de la capacidad de Petroperú para aprovechar esta ventana de alivio financiero. Si los recursos se traducen en un respiro efectivo y la empresa logra mejorar su desempeño, el Estado habrá ganado tiempo. De lo contrario, el problema podría volver a repetirse en pocos años, esta vez con una carga mayor sobre las cuentas fiscales.
Conclusión
La emisión de bonos por más de US$287 millones marca un nuevo capítulo en la relación financiera entre Petroperú y el Estado. Se trata de una apuesta por ganar tiempo y mejorar el perfil de la deuda, pero también representa un recordatorio de la fragilidad de la empresa y de la necesidad urgente de cambios estructurales que reduzcan su dependencia de las arcas públicas.