Durante años, el consumo fue el gran protagonista de la economía colombiana, pero esa etapa parece estar llegando a su fin. De acuerdo con BBVA Research, el país entrará en una nueva fase donde la inversión en vivienda, infraestructura y energía será la responsable de mover la aguja del PIB. Las proyecciones señalan que en 2025 la economía crecería alrededor de 2,5 % y en 2026 lo haría en 2,7 %, con un papel cada vez más fuerte de la construcción.
El cambio ya empieza a notarse. La inversión fija, que incluye maquinaria, obra civil y edificaciones, rompió su tendencia negativa y mostró un crecimiento cercano al 4,3 % en 2024. Esto significa que las empresas y los hogares comienzan a recuperar la confianza y a apostarle nuevamente a proyectos de largo plazo.
En el caso específico de la vivienda, se espera que las ventas crezcan cerca de 9 % en 2025 y 11,5 % en 2026, con un mayor dinamismo en el segmento No VIS, es decir, el de vivienda que no está subsidiada por el Estado. Sin embargo, el comportamiento de los precios refleja un panorama mixto: en la mayoría de las ciudades el valor de los inmuebles sube por debajo de la inflación, lo que se traduce en caídas reales en el poder adquisitivo de los constructores. Medellín es la única gran ciudad donde los precios de vivienda han crecido por encima de la inflación.
En Bogotá, por ejemplo, el aumento nominal de los precios ronda el 4,3 %, lo cual frente a una inflación más alta representa un retroceso en términos reales. Esta situación ha llevado a que los constructores adopten estrategias más conservadoras, como exigir más del 80 % de preventa antes de iniciar nuevos proyectos, una medida que busca blindarse frente a la incertidumbre de los subsidios y las dificultades de financiamiento.
Además de estas dinámicas de mercado, Colombia enfrenta un déficit habitacional cualitativo que golpea a cerca de 26,8 % de los hogares, es decir, casi cinco millones de familias que no tienen condiciones adecuadas de vivienda, aunque sí un techo. Este dato evidencia que el reto no está únicamente en construir más, sino en garantizar mejores condiciones de habitabilidad.
En materia de financiamiento, el crédito hipotecario tiene un peso relevante: equivale a un 12,6 % del PIB, con alrededor de 1,5 millones de créditos vigentes por un valor superior a 124 billones de pesos. Esto muestra que el sector financiero será clave para que la vivienda se convierta realmente en motor de la economía.
No obstante, los riesgos están sobre la mesa. La disponibilidad de suelo urbanizable es cada vez más limitada, lo que encarece los proyectos y frena la oferta. La incertidumbre sobre la continuidad de los subsidios a la vivienda VIS también genera dudas tanto en los compradores como en los constructores. A esto se suman los altos costos de los insumos y los trámites burocráticos que suelen retrasar el inicio de nuevas obras.
Conclusión
El panorama que dibuja BBVA Research es ambicioso: que la construcción y la vivienda se conviertan en los grandes protagonistas del crecimiento colombiano hacia 2026. Pero lograrlo dependerá de superar los obstáculos estructurales que hoy frenan al sector. Si se logra coordinar esfuerzos entre el Estado, el sector privado y los hogares, la vivienda podría transformarse en el motor que garantice un crecimiento sostenible y estable para el país.