El cierre comenzó el primero de octubre de 2025, luego de que el Congreso estadounidense no lograra un acuerdo presupuestario. Esto obliga a suspender programas y pagos federales considerados no esenciales, mientras que otras áreas como la defensa y la seguridad continúan funcionando. Sin embargo, cientos de miles de empleados públicos quedarán sin cobrar hasta que se resuelva el bloqueo político.
Desde el FMI se reconoce que es prematuro ponerle un número al golpe económico, pero se insiste en que la magnitud dependerá del tiempo que dure el cierre. No es lo mismo un par de días de retraso administrativo que varias semanas de inactividad que congelen proyectos, inversiones y servicios clave. De hecho, el Departamento del Tesoro estadounidense ya advirtió que, si la situación se prolonga, podría convertirse en un golpe serio a la confianza y frenar el crecimiento que venía mostrando la economía, con un alza del 3,8% en el segundo trimestre.
Los mercados financieros internacionales también están atentos. Aunque los analistas creen que un cierre breve tendría un efecto limitado, una paralización prolongada podría incrementar la volatilidad, frenar flujos de capital y complicar el comercio global. La dependencia del dólar como moneda de reserva internacional hace que cualquier tropiezo en Washington tenga efectos inmediatos más allá de sus fronteras.
Para países vulnerables o con alta exposición al dólar, como los de América Latina, esta situación genera mayor incertidumbre. En el caso de Venezuela, que depende del flujo externo y de la estabilidad cambiaria, un cierre extendido en EE. UU. podría traducirse en mayor presión sobre la liquidez en bolívares y en el acceso a divisas, lo que siempre repercute en el día a día de los consumidores y en la planificación de los inversionistas.
En definitiva, el FMI manda un mensaje claro: no hay que subestimar la capacidad de un cierre administrativo para generar turbulencias económicas. El desenlace dependerá de si el Congreso estadounidense logra alcanzar pronto un consenso o si esta parálisis se convierte en un nuevo foco de incertidumbre global.