El nuevo cálculo del PIB a 0.53 % representa un ligero avance frente a las previsiones anteriores, que habían sido más pesimistas. Aunque la cifra aún está lejos de un dinamismo fuerte, muestra que los especialistas ven una recuperación incipiente en algunos sectores. La industria manufacturera, el comercio y el sector servicios aparecen como los motores que podrían apuntalar este crecimiento, aunque el ritmo sigue siendo modesto si se compara con lo que México necesita para generar más empleo formal y reducir la brecha social.
En cuanto a los precios, los especialistas ahora esperan que la inflación general cierre el año en 3.85 %, un ajuste a la baja respecto a meses previos. Este escenario sugiere que los esfuerzos del banco central por controlar las presiones inflacionarias están dando resultados. La inflación subyacente, que refleja de manera más clara la tendencia de mediano plazo, también muestra señales de moderación, lo cual es clave para dar confianza a los inversionistas y consumidores.
Con una inflación más contenida y un crecimiento que comienza a reaccionar, el terreno se vuelve más favorable para que Banxico siga bajando la tasa de interés, actualmente en 7.50 %. En el mercado se especula que antes de que termine el año podría haber uno o dos recortes adicionales, lo que daría oxígeno al crédito y al consumo. Sin embargo, los expertos también advierten que todo dependerá de factores externos como la evolución de la economía de Estados Unidos, el comportamiento del dólar frente al peso y los precios internacionales de materias primas.
No todo es optimismo. Casi la mitad de los especialistas consultados considera que aún no es un buen momento para invertir en el país. La incertidumbre política, la inseguridad y los retos estructurales de productividad continúan siendo obstáculos que limitan el apetito de capital de largo plazo. Además, si el crecimiento no se consolida en los próximos trimestres, los beneficios de una política monetaria más laxa podrían diluirse rápidamente.
En conclusión, la encuesta de expectativas de octubre muestra un cambio de ánimo: un crecimiento del PIB ligeramente mejor al anticipado y una inflación que parece encaminarse hacia el objetivo del banco central. Para los inversionistas, esto significa un entorno más estable en el corto plazo, aunque todavía con riesgos importantes en el horizonte. Los próximos datos económicos serán decisivos para confirmar si México puede sostener esta leve mejoría o si se trata de un respiro temporal.