El Distintivo Empresa con Gestión Sostenible (EGS), otorgado por Perú Sostenible con apoyo de la IFC, se ha convertido en la principal herramienta de evaluación y reconocimiento de sostenibilidad empresarial en el país. En su última edición fueron reconocidas 55 empresas de 18 sectores por integrar criterios ambientales, sociales y de gobernanza en sus operaciones. La metodología usada se basa en estándares internacionales como los de GRI y SASB, con auditorías independientes para garantizar transparencia.
Los avances son evidentes. Casi ocho de cada diez compañías ya publican reportes ambientales, una práctica que antes se limitaba a grandes multinacionales. Otras han conseguido reducciones masivas en la generación de residuos, alcanzando cifras cercanas al 84 %. Además, cerca del 60 % de las participantes implementó sistemas de monitoreo ambiental para medir en tiempo real su consumo de agua, energía y emisiones. Estos logros muestran que la sostenibilidad ya no se limita a campañas de imagen, sino que se está incorporando en los procesos productivos.
Entre las empresas reconocidas aparecen nombres de peso en la economía peruana como Industrias San Miguel, Aceros Arequipa, Minera Bateas, Sodimac, Maestro, RIMAC Seguros y DP World Callao. Cada una destacó por diferentes prácticas: desde el manejo de la cadena de valor hasta programas de inclusión y diversidad, pasando por políticas de ética empresarial y reducción del impacto ambiental. Incluso una pyme, LHH, fue distinguida como ejemplo de que la sostenibilidad no es exclusiva de las grandes corporaciones.
Este esfuerzo también se refleja en los mercados financieros. Actualmente, 16 empresas locales forman parte del índice S&P/BVL Peru General ESG, lo que confirma que los inversionistas ya premian a las organizaciones con buenas credenciales en sostenibilidad. Para el mercado de capitales esto es clave: las compañías que integran criterios ambientales y sociales suelen tener menos riesgos operativos, más confianza de sus grupos de interés y mejores oportunidades de acceso a financiamiento.
Los beneficios son claros. Una gestión sostenible fortalece la reputación corporativa, abre puertas a fondos de inversión especializados y reduce riesgos regulatorios o sociales. Además, optimizar procesos para consumir menos recursos y generar menos desechos trae ahorros tangibles en el mediano plazo. En otras palabras, lo que antes se veía como un costo ahora se traduce en eficiencia y competitividad.
El balance del Distintivo EGS 2024 deja un mensaje contundente: el sector privado peruano está dando pasos firmes hacia una nueva forma de hacer empresa, donde la sostenibilidad es tanto un compromiso con la sociedad como una estrategia inteligente de negocio. Para los inversionistas y consumidores, esto significa que las compañías con mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza no solo cuidan el planeta, sino que también representan apuestas más sólidas en el futuro.