El panorama económico en la frontera colombo-venezolana es complejo. El empresariado tachirense reconoce avances en sectores como el turismo, los servicios y la manufactura, pero también advierte que el comercio formal sigue siendo el más golpeado. La falta de herramientas financieras limita la competitividad y deja espacio al contrabando, que inunda los mercados locales con productos a menor precio y sin cargas fiscales.
La presencia de varias monedas en circulación diaria —bolívares, pesos colombianos, dólares y hasta euros en algunas operaciones— hace que los comerciantes trabajen en desventaja. Las casas de cambio podrían ser la vía para darle formalidad a esas transacciones y facilitar el comercio binacional. Hoy, esa ausencia abre un hueco que termina aprovechando la economía informal, restando dinamismo a los negocios establecidos.
A todo esto se suma la presión de los tributos locales y nacionales, además de problemas estructurales como la escasez de combustible, los cortes eléctricos y el difícil acceso al financiamiento. Para los empresarios, la respuesta pasa por una política fiscal más flexible, que otorgue oxígeno a las pequeñas y medianas empresas que sostienen buena parte del empleo en la región.
Desde los gremios también se insiste en que el contrabando representa la mayor amenaza. En algunos mercados del Táchira, hasta el 90 % de los productos proviene de Colombia de manera irregular. Ese fenómeno no solo desplaza al comercio formal, sino que erosiona la producción local y reduce los ingresos fiscales del Estado.
El empresariado regional considera que abrir casas de cambio, flexibilizar impuestos y fortalecer los mecanismos aduaneros son pasos imprescindibles para comenzar a revertir esta tendencia. Además, plantean impulsar proyectos binacionales en sectores como la agroindustria y la logística, con la idea de aprovechar la ubicación estratégica del Táchira.
Aunque se han iniciado mesas de diálogo entre empresarios y autoridades, lo cierto es que el tiempo apremia. El cierre del año está a la vuelta de la esquina y la expectativa es que se tomen decisiones rápidas que permitan dinamizar la economía de la frontera. De lo contrario, el comercio informal seguirá consolidando su posición, en detrimento del sector productivo formal.
En conclusión, el Táchira no puede quedarse rezagado frente a un mercado tan competitivo como el colombiano. La apertura de casas de cambio y la aplicación de alivios fiscales se presentan como los mecanismos más claros para rescatar la economía formal y recuperar la confianza de los empresarios. Si estas medidas se implementan con prontitud, la región podría cerrar el año con mejores perspectivas y sentar bases para un 2026 más sólido.