El 2024 cerró como un buen año para la construcción en Lima: más de 21 mil unidades se vendieron y la confianza del comprador se mantuvo sólida. Sin embargo, detrás de estas cifras alentadoras aparece una señal de alerta. Los proyectos que deberían alimentar el mercado en los próximos meses no están llegando al mismo ritmo que las ventas, y eso empieza a tensionar la balanza entre oferta y demanda.
En Lima Top y Moderna, que agrupan a distritos como Miraflores, San Isidro, Surco, Jesús María o San Miguel, se concentra cerca del 90 % de los lanzamientos. Estas zonas siguen siendo las más buscadas por la clase media y los inversionistas, pero al mismo tiempo enfrentan dos obstáculos claros: la falta de terrenos disponibles y mayores restricciones municipales para otorgar permisos de construcción. Esto significa que cada nuevo proyecto demora más en salir adelante y el precio del suelo se eleva constantemente.
Hoy un departamento en Lima Top puede costar entre S/ 8,000 y S/ 11,000 por metro cuadrado, y los analistas prevén que esa cifra aumente si la oferta no se repone pronto. Para una familia que busca su primera vivienda, eso se traduce en menos opciones disponibles y un esfuerzo económico cada vez mayor. Y en el caso de los inversionistas, el encarecimiento de terrenos y materiales también puede frenar el lanzamiento de nuevos desarrollos, lo que agrava el círculo de escasez.
El problema no se limita a los distritos más exclusivos. Si Lima Top y Moderna concentran la presión, los precios de zonas intermedias también terminan subiendo por efecto arrastre. Así, muchos compradores se ven obligados a buscar en áreas periféricas o aceptar departamentos más pequeños por el mismo presupuesto.
Además, factores externos como el aumento de tasas de interés y la débil ejecución de obras públicas en el país complican aún más el panorama. Con más de dos mil proyectos de construcción paralizados, el sector privado carga con una presión adicional que impide abrir nuevas zonas urbanizables con rapidez.
Los especialistas coinciden en que para sostener el crecimiento del mercado es necesario destrabar permisos, facilitar el desarrollo de vivienda social en zonas intermedias y acompañar el esfuerzo privado con infraestructura pública que libere suelo. De lo contrario, el auge actual podría volverse una burbuja difícil de sostener.
El boom inmobiliario en Lima ha sido una buena noticia para el sector y para quienes pudieron comprar en los últimos años, pero la falta de nuevos proyectos amenaza con encarecer el mercado de manera acelerada. Si la oferta no crece en la misma medida que la demanda, miles de familias quedarán fuera de juego y el sueño de la vivienda propia en la capital será cada vez más lejano.