El informe muestra que el 87 % de las PYMES del país están listas para adoptar inteligencia artificial o ya lo están haciendo. Esto coloca al Perú en una posición favorable en la región, ya que las pequeñas y medianas empresas empiezan a usar estas herramientas para automatizar tareas, reducir tiempos de trabajo y aprovechar mejor los recursos.
Uno de los cambios más visibles está en la atención al cliente. Empresas que antes demoraban horas en responder consultas hoy pueden hacerlo en minutos gracias a chatbots y sistemas de soporte automático, lo que mejora la experiencia del consumidor y fortalece la relación comercial. En paralelo, la capacidad de análisis de datos se ha convertido en un activo estratégico: ahora una PYME puede generar reportes de ventas en tiempo real y tomar decisiones que impactan directamente en sus ingresos.
Los beneficios también se traducen en ahorros. Al automatizar procesos y reducir errores, varias empresas están logrando recortar gastos que pueden representar decenas de miles de soles al año. Esa eficiencia abre la puerta para reinvertir en crecimiento o en innovación.
Sin embargo, no todo es avance. El estudio advierte que todavía existen retos importantes. Muchas empresas carecen de personal capacitado para implementar soluciones de inteligencia artificial y los costos iniciales aún son una barrera para los negocios más pequeños. Además, no todos los sectores tienen el mismo nivel de digitalización, lo que genera diferencias en el grado de adopción.
De cara al 2026, los especialistas prevén que la brecha entre las PYMES que usan inteligencia artificial y las que no lo hacen se hará más evidente. Quienes ya han adoptado estas herramientas no solo trabajan con mayor eficiencia, sino que también estarán en condiciones de competir en nuevos mercados. Para que más empresas se sumen al cambio, será fundamental que existan programas de capacitación y soluciones accesibles que faciliten la adopción tecnológica.
La conclusión es clara: la inteligencia artificial ya no es exclusiva de las grandes corporaciones. La mitad de las PYMES peruanas asegura estar viviendo beneficios concretos y el desafío ahora es lograr que ese impacto positivo llegue a un mayor número de negocios. Si se logra, el país podría dar un salto de competitividad que marque la diferencia en la región.