El comercio en Valencia no la ha tenido fácil en los últimos meses. Tras el fuerte impacto de la DANA, que dejó a miles de locales afectados y a una parte del tejido comercial prácticamente paralizado, el sector intenta recuperar terreno. Aunque todavía hay negocios que no han logrado reabrir y se calcula que una parte significativa podría no hacerlo nunca, en general la sensación que domina entre los empresarios es de recuperación gradual.
Ese optimismo se refleja en la proyección de un crecimiento del 15 % en ventas para el cuarto trimestre del año. El cálculo parte de varios factores: la normalización en zonas no afectadas, el efecto comparativo con un 2024 muy complicado, y el empuje de campañas promocionales más agresivas, especialmente en fechas clave como el Black Friday y la temporada decembrina. A esto se suma la confianza en que el consumidor local, poco a poco, está retomando hábitos de compra más dinámicos.
Las cifras nacionales también acompañan esa visión. En 2024 el sector retail en España ya había logrado cerrar con un crecimiento cercano al 6 %, mostrando una tendencia clara de recuperación en la afluencia a tiendas, aumento del ticket promedio y una mayor estabilidad en el consumo. Si bien la situación en Valencia tiene particularidades por la magnitud de los daños de la DANA, la expectativa es que la región pueda engancharse a esa dinámica nacional.
Un elemento clave en este repunte es el respaldo financiero. Varias entidades bancarias han mantenido líneas de crédito y programas especiales para apoyar a comerciantes y pymes que aún sufren las secuelas de la emergencia. El acceso a financiamiento, aunque no es sencillo para todos, ha permitido que muchos negocios avancen en la reconstrucción de locales y reposición de inventarios.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Todavía persisten trabas importantes: indemnizaciones demoradas, falta de materiales, altos costos de logística y una demanda que aún se muestra más cauta de lo esperado. El temor a que una parte del sector no logre recuperarse del todo sigue presente. Y aunque el 15 % proyectado se percibe como alcanzable, los comerciantes saben que llegar a esa meta dependerá tanto del empuje de las campañas como de la rapidez con que se solucionen los problemas de fondo.
En conclusión, el comercio valenciano encara el cierre de 2025 con un equilibrio entre esperanza y cautela. Hay razones objetivas para prever un repunte en las ventas, pero los obstáculos todavía pesan. Si las estrategias de marketing logran conectar con los consumidores y el respaldo institucional se mantiene firme, Valencia podría cerrar el año con un saldo positivo que marque el inicio de una recuperación más sólida.