El Bono Único Familiar no es una ayuda cualquiera. Este programa se creó en junio de 2025 con el propósito de simplificar el esquema de subsidios que antes estaba dividido en varios bonos, como Hogares de la Patria, Parto Humanizado, Lactancia Materna, José Gregorio Hernández y 100% Escolaridad. Ahora, todos ellos se concentran en un solo pago mensual que se transfiere directamente a los beneficiarios registrados en Patria.
En esta nueva entrega, los hogares reciben una notificación a través del sistema y por mensaje de texto para activar el beneficio. La asignación estará disponible durante cinco días, hasta el 8 de octubre, y busca convertirse en una herramienta más eficiente para la administración de los recursos sociales.
A pesar de su importancia, el impacto real del bono es limitado. Con 2.700 bolívares, apenas se cubre una pequeña parte de los gastos básicos de una familia. La canasta alimentaria supera ampliamente esa cifra, lo que deja en evidencia la brecha entre los subsidios y el costo de vida en Venezuela. Sin embargo, para muchos beneficiarios representa una ayuda puntual que, sumada a otros ingresos, permite al menos cubrir algunos productos de primera necesidad.
Octubre también trae otros bonos activos dentro del sistema Patria, como los de Corresponsabilidad y Formación, Ingreso contra la Guerra Económica, Complementario, Chamba Juvenil y Somos Venezuela. El Bono Único Familiar, sin embargo, se mantiene como la asignación central que agrupa a la mayoría de los programas sociales previos.
El gran reto está en la sostenibilidad. Aunque centralizar los bonos facilita la entrega y reduce trámites, el monto debe actualizarse con frecuencia para no perder valor frente a la inflación y la volatilidad del tipo de cambio. Si no se ajusta oportunamente, corre el riesgo de quedarse como un alivio simbólico más que como una solución real para las familias.