El cierre se presentó por un deslizamiento en el kilómetro 18 en jurisdicción de Chipaque, Cundinamarca, y desde entonces los camiones de carga pesada quedaron sin paso. En condiciones normales, por la vía transitaban cerca de 4.000 vehículos diarios, por lo que la parálisis tiene efectos inmediatos en la logística del país.
Colfecar calcula que las pérdidas diarias del transporte de carga rondan los $2.400 millones, mientras que Fedetranscarga eleva la cifra por encima de los $5.000 millones, al tener en cuenta ingresos no percibidos, costos adicionales y lucro cesante. De hecho, en apenas una semana las pérdidas acumuladas ya superaban los $55.000 millones, un golpe fuerte para un sector que opera con márgenes ajustados.
El impacto no se queda solo en los transportadores. El Meta, uno de los departamentos más afectados, reporta pérdidas cercanas a los $180.000 millones en apenas cinco días de cierre. El agro, los combustibles, los materiales de construcción y los productos perecederos son algunos de los más golpeados. El desabastecimiento de alimentos ya se empieza a sentir en Bogotá y otras ciudades, lo que anticipa una presión adicional sobre los precios.
Las vías alternas que habilitó el Gobierno tampoco han resuelto la situación. La transversal del Cusiana y la del Sisga permiten el paso de camiones pequeños y medianos, pero no soportan la carga pesada que normalmente circula por la vía al Llano. Eso significa más demoras, mayores costos de transporte y mercancías que llegan en malas condiciones.
La situación también expuso fallas en los contratos de concesión, que no contemplaban de forma clara la estabilización de taludes en zonas de alto riesgo. En algunos tramos, los derrumbes superan lo previsto y requieren obras complejas que no se resuelven en cuestión de días. A esto se suma la limitación de recursos del Gobierno para una intervención rápida y de fondo, lo que retrasa aún más la solución definitiva.
El plan de contingencia contempla habilitar un tramo de la antigua vía, entre el kilómetro 18+340 y el 19+980, con capacidad para camiones de hasta 52 toneladas, pero esta es solo una solución provisional. Mientras tanto, los transportadores siguen acumulando pérdidas diarias que pueden llegar hasta los $6.300 millones, y la incertidumbre crece tanto en las empresas de carga como en los comerciantes que dependen de la ruta.
El cierre de la vía al Llano demuestra lo vulnerable que es Colombia cuando se depende de un solo corredor estratégico sin alternativas robustas. Mientras no se invierta en soluciones estructurales que den redundancia al sistema vial, cada cierre por lluvias o deslizamientos seguirá costándole al país miles de millones al día y afectando directamente la economía de los hogares.