Germán Larrea, considerado el segundo hombre más rico de México, es dueño de Grupo México, un conglomerado con fuerte presencia en la minería de cobre, transporte ferroviario y energía. A través de Ferromex y Ferrosur controla gran parte de la carga ferroviaria del país, además de manejar proyectos en generación eléctrica. Su fortuna, estimada en más de 30 mil millones de dólares, le da el respaldo suficiente para dar un golpe de autoridad en el sector financiero. Para Larrea, la compra de Banamex sería un movimiento estratégico que lo colocaría en un terreno en el que hasta ahora no tiene un papel protagónico: la banca.
Por el otro lado está Fernando Chico Pardo, un empresario menos mediático, pero con gran influencia en el capital privado. Desde su fondo Promecap ha invertido en múltiples compañías mexicanas, además de ser presidente de ASUR, el grupo que opera los aeropuertos de Cancún y otras ocho terminales en México, junto con activos en Puerto Rico y Colombia. También cuenta con inversiones en hoteles y otros sectores ligados al turismo. Su estilo empresarial ha sido más discreto que el de Larrea, pero la compra de Banamex lo consolidaría como un referente de peso en el sistema financiero nacional.
El valor de Banamex se estima en varios miles de millones de dólares y la operación es observada de cerca por el gobierno mexicano, que ha dejado claro que busca que el banco permanezca en manos nacionales. Banamex no es solo un negocio: es una institución con más de 140 años de historia y millones de clientes que la ven como parte de la vida económica del país. Para el comprador, la transacción significará quedarse con un legado cultural y financiero, además de una red de sucursales y servicios que pocos competidores pueden igualar.
El desenlace de esta historia marcará un hito. Larrea busca reforzar su poderío con un brazo financiero que complemente su imperio minero e industrial, mientras que Chico Pardo ve en Banamex la pieza que le falta para escalar aún más su presencia en el mundo de las inversiones. La decisión final no solo moverá las piezas dentro de la banca, también reordenará el tablero empresarial en México.