Desde hace tiempo, Mercado Pago opera como una plataforma de pagos digitales que depende de bancos existentes para servicios financieros más complejos. Si logra la licencia bancaria, podrá manejar directamente cuentas de clientes, captar depósitos y ofrecer créditos con mayor flexibilidad. Este salto implica no solo un cambio comercial, sino una transformación regulatoria profunda.
Para el consumidor peruano, las consecuencias podrían sentirse rápido. Imagínate una cuenta en Mercado Pago que remunera tus saldos, tarjetas propias sin bancos intermediarios y préstamos con condiciones más competitivas. Todo desde la misma app. Esa promesa podría atraer especialmente a quienes actualmente usan la fintech para pagos, pero buscan más confianza con servicios alineados a instituciones reguladas.
Pero el camino no es sencillo. Para que una fintech obtenga autorización bancaria, las autoridades exigen demostrar solvencia financiera, capacidades de gobierno corporativo, sistemas de riesgo y cumplimiento ante temas como lavado de activos. Además, el ente regulador evaluará paso a paso cada sección del plan de negocio. En otros países, procesos similares han llevado entre seis meses y hasta más de un año.
En la estrategia regional de Mercado Libre, Argentina, México y Brasil también aparecen como escenarios prioritarios para replicar esta transformación. En esos mercados ya se ha anunciado que están “a mitad del camino” en los trámites reguladores, ajustando documentos y respondiendo observaciones de los reguladores. Eso sugiere que la compañía tiene bien definido el plan, pero el éxito depende de la aprobación oficial.
Si Perú se suma a este movimiento, la competencia para la banca tradicional se intensifica. Los bancos tendrán que fortalecer su innovación digital, optimizar costos y ajustar sus propuestas para retener clientes que podrían migrar hacia nuevas plataformas más ágiles.