El mes de agosto marcó un nuevo hito para las exportaciones peruanas. El fuerte impulso provino del sector minero, que sigue liderando los envíos al exterior gracias a la estabilidad de los precios internacionales del cobre y el oro. Este repunte ha permitido mantener la tendencia positiva que comenzó a mediados de 2024 y que, al cierre del tercer trimestre de este año, sigue mostrando fortaleza.
Sin embargo, no todos los sectores atraviesan el mismo escenario. Actividades como la joyería, la madera, la pesca primaria y las confecciones han reportado caídas, lo que deja en evidencia la necesidad de diversificar la canasta exportadora. La alta concentración en los metales preciosos puede generar vulnerabilidad ante cualquier cambio brusco en los precios internacionales o en la demanda global.
Otro aspecto destacado de este ciclo de crecimiento es el aumento en la cantidad de empresas que participan del comercio exterior. Según estimaciones del gremio exportador, más de 7,000 compañías realizaron envíos al extranjero durante el primer semestre del 2025, con un incremento notable de micro y pequeñas empresas. Este dato muestra que el crecimiento está llegando también a nuevos actores y regiones, fortaleciendo la descentralización económica.
Las proyecciones son alentadoras. Si la tendencia se mantiene, el Perú podría cerrar el año superando los US$ 83,000 millones en exportaciones, un récord absoluto. Los sectores tradicionales, encabezados por la minería y el gas, serían los principales impulsores, pero se espera que la agroindustria, los textiles y los productos químicos aporten cada vez más al total exportado.
Aun así, el país enfrenta desafíos estructurales. La infraestructura logística y portuaria necesita modernización urgente para sostener volúmenes crecientes de comercio exterior. Proyectos como el puerto de Chancay serán claves para mejorar la competitividad y reducir costos de transporte. También es necesario fortalecer la capacitación técnica y financiera de las pequeñas empresas exportadoras, que hoy enfrentan limitaciones para consolidarse en mercados internacionales.
La cifra de 16 meses de crecimiento continuo es, sin duda, motivo de orgullo. Pero el verdadero reto está en transformar este impulso coyuntural en un crecimiento sostenible, diversificado y resiliente. Si el país logra ampliar su base productiva y mantener el equilibrio entre sectores, el 2025 podría ser recordado como el año en que el Perú dio un salto histórico hacia un comercio exterior más sólido y equitativo.