La confianza del consumidor en México volvió a perder terreno durante septiembre de 2025, marcando un retroceso que encendió alertas sobre el ánimo de los hogares y su disposición a gastar. Según datos del INEGI y el Banco de México, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 46.5 unidades, lo que implica una baja mensual de 0.2 puntos y una disminución anual de medio punto. Aunque el descenso no parece pronunciado, confirma que el optimismo entre los mexicanos se está debilitando después de varios meses de altibajos.
El principal motivo detrás de esta caída es el menor optimismo sobre el futuro económico del país. Muchos consumidores perciben un entorno más incierto, con presiones en los precios y menor poder adquisitivo, lo que ha mermado su visión sobre cómo evolucionará la economía en los próximos 12 meses. A esto se suma una reducción en la disposición para realizar compras de bienes duraderos, como electrodomésticos, muebles o vehículos, reflejando que las familias están priorizando el ahorro y postergando decisiones de gasto importantes.
Aunque en meses anteriores el índice había mostrado cierta recuperación, septiembre cortó esa racha. El comportamiento del indicador revela una cautela generalizada, tanto en la percepción sobre la situación actual de los hogares como en la expectativa de mejoría futura. Esto podría estar vinculado con el encarecimiento del crédito, la persistencia de tasas de interés elevadas y la incertidumbre económica global.
El deterioro del ánimo del consumidor tiene implicaciones directas en la actividad económica. En México, el consumo privado representa casi dos tercios del PIB, por lo que una pérdida prolongada de confianza podría traducirse en menor crecimiento hacia el cierre del año. En el sector retail, los analistas prevén que esta baja confianza se refleje en un menor dinamismo de ventas, especialmente en bienes no esenciales.
Sin embargo, aún queda margen para la recuperación. El Buen Fin y la temporada navideña podrían convertirse en un punto de inflexión si los consumidores perciben estabilidad y mejores oportunidades de compra. Las promociones, descuentos y créditos más accesibles podrían incentivar el gasto en los últimos meses del año y dar un respiro al consumo.
De cara a lo que resta de 2025, el reto será restablecer la confianza en los hogares. Factores como la evolución de la inflación, el comportamiento del empleo y las decisiones del Banco de México en materia de tasas jugarán un papel clave. Si estos elementos logran estabilizarse, el cierre del año podría mostrar una leve recuperación del ánimo económico.
En conclusión, la caída del Índice de Confianza del Consumidor en septiembre refleja que los hogares mexicanos están actuando con prudencia ante la incertidumbre. El consumo sigue siendo el motor de la economía, pero su fortaleza dependerá de que la percepción sobre el futuro comience a mejorar en los próximos meses.