El panorama del ajuste
Aunque la negociación oficial del salario mínimo arranca en diciembre, el Gobierno ya dejó ver sus cartas en el borrador del Presupuesto General de la Nación. En el documento se contempla un incremento del 11 % en los gastos de personal, lo que anticipa la misma cifra para el ajuste salarial. De concretarse, el mínimo pasaría de $1.423.500 a cerca de $1.580.000 en 2026.
Los técnicos, sin embargo, ven que el aumento podría ser aún más alto. Un informe del Banco de Bogotá sugiere que el Gobierno estaría dispuesto a impulsar un ajuste del 12,4 %, lo que pondría el salario mínimo en la barrera de los $1.600.000. Ese salto representaría un incremento real de más del 7 %, uno de los más significativos en la historia reciente del país.
Consecuencias económicas
El impacto de esta medida no sería menor. Con un alza moderada cercana al 9,5 %, la inflación de 2026 se proyectaría en 4,1 %. Pero si se concreta la idea de subirlo al 12,4 %, la inflación podría superar el 4,7 % y acercarse al 5 %. Para sectores intensivos en mano de obra, como comercio, manufactura y servicios, este incremento presionaría los costos y podría frenar la contratación de personal formal.
Además, en un año marcado por el ambiente electoral, un ajuste de estas proporciones no solo tendría implicaciones económicas, sino también políticas. El aumento salarial es visto como una bandera del Gobierno para mostrar avances en equidad social, pero al mismo tiempo genera resistencia entre empresarios que temen un golpe a la estabilidad de sus negocios.
Las voces en contra
Gremios como Fenalco ya han manifestado su inconformidad. Consideran que el Gobierno estaría tomando la decisión por decreto, restándole sentido a la mesa de concertación laboral en la que deben sentarse trabajadores y empleadores. Para ellos, un alza de dos dígitos sin consenso podría convertirse en un factor de tensión en la economía, afectando la formalidad y debilitando la confianza empresarial.
Conclusión
El ajuste del salario mínimo para 2026 está aún en discusión, pero el mensaje del Gobierno es claro: la apuesta será por un aumento fuerte, por encima de la inflación. Si el incremento se queda en 11 % o llega hasta el 12,4 % dependerá de las negociaciones que arrancarán en diciembre. Lo cierto es que cada punto porcentual que se acuerde definirá no solo el bolsillo de millones de trabajadores, sino también la estabilidad económica del país.