El mensaje de Logan llega después del recorte de septiembre, que fue descrito como una medida preventiva frente a un posible enfriamiento del empleo. Sin embargo, dejó claro que la economía de Estados Unidos sigue mostrando una demanda firme y que la inflación, aunque más contenida, continúa por encima del objetivo de 2 %. Para la funcionaria, la política monetaria actual apenas se encuentra en un nivel moderadamente restrictivo, lo que hace necesario mantener la vigilancia antes de pensar en nuevos recortes.
La inflación sigue siendo un desafío, en parte por el impacto de los aranceles impuestos en los últimos meses, que han presionado los precios de algunos bienes. Aunque el efecto no fue tan fuerte como se esperaba, la incertidumbre comercial mantiene viva la preocupación de que las expectativas inflacionarias puedan repuntar. En ese sentido, un movimiento prematuro de la Fed podría dar oxígeno a un repunte de los precios, complicando aún más el trabajo del banco central.
El mercado laboral también juega un papel central en la discusión. Si bien se percibe un enfriamiento gradual, los datos todavía no reflejan una caída contundente que justifique una política más flexible. Para Logan, lo más probable es que Estados Unidos necesite más holgura en el mercado laboral antes de acercarse con seguridad al objetivo de inflación. A esto se suma un factor adicional: el retraso en la publicación de algunos datos oficiales debido a la reciente parálisis parcial del gobierno, lo que deja a la Fed con menos información para tomar decisiones de política monetaria.
La reacción en los mercados fue inmediata. El índice dólar (DXY) avanzó cerca de 0.25 % tras las declaraciones, situándose en 97.95 puntos, lo que muestra un renovado apetito por la divisa estadounidense. Para las monedas de América Latina, esta fortaleza del dólar implica una presión adicional. El peso mexicano, el real brasileño o el peso colombiano suelen resentir estos movimientos, ya que un billete verde más fuerte tiende a generar salidas de capital de los mercados emergentes hacia activos denominados en dólares.
El efecto puede sentirse también en el costo de la deuda externa de la región, que se encarece cuando el dólar se fortalece y los inversionistas buscan refugio en la economía estadounidense. Países con alta dependencia de financiamiento externo podrían enfrentar mayores tensiones, mientras que aquellos con monedas más líquidas, como México y Brasil, verán mayor volatilidad en sus mercados cambiarios.
El panorama que dibuja Logan es de paciencia y gradualismo. Mientras la inflación no muestre señales firmes de converger al 2 % y el empleo siga resistiendo, la Fed no acelerará los recortes. Para los inversionistas y traders en América Latina, esto se traduce en un dólar con espacio para seguir fuerte en el corto plazo y en un escenario de mayor volatilidad en los cruces de divisas regionales. Estar atentos a los próximos datos de inflación y empleo en Estados Unidos será clave para anticipar los movimientos del mercado.