Mientras los inversores descuentan un recorte de 25 puntos base en la tasa oficial (OCR) por parte de la RBNZ, el foco estará en la orientación futura que acompañe esa decisión. Si el banco central adopta un tono claramente dovish, podría presionar al Kiwi con mayor fuerza. Pero si, de pronto, sorprende manteniendo cautela o insinuando que la fase de agresiva flexibilización ya llegó a su límite, podríamos ver estabilización o incluso un rebote.
Desde el punto de vista técnico, el nivel 0,5800 hoy cobra una importancia capital: si lo defiende, abre espacio para un rebote hacia 0,5850–0,5880. Pero si lo rompe con decisión, el camino podría abrirse hacia 0,5750 o incluso más abajo. En las últimas sesiones, el par ya ha cedido más del 1 %, alimentando el sesgo bajista frente a un dólar que gana terreno.
El panorama externo no juega a favor del Kiwi. Un dólar fuerte —respaldado por las expectativas de política monetaria en EE. UU.— roba protagonismo. Además, cuando el apetito por riesgo global se enfría, las divisas de mayor rendimiento suelen recibir menos flujo de capital, y ahí el Kiwi está siendo víctima de ese contexto adverso.
La gran pregunta ahora es cómo responderá el mercado tras el anuncio de la RBNZ. No basta con ver si recorta: lo relevante será su mensaje de proyección futura, cuántos recortes más estima y qué visión tiene sobre la economía local. Esa lectura marcará si el NZD/USD logra estabilizarse o se encamina hacia una nueva fase bajista.