La jugada de México
En los últimos años, las marcas chinas han ganado terreno de manera acelerada en el mercado mexicano gracias a precios competitivos y una amplia oferta de modelos. Sin embargo, esa expansión preocupa a la industria local y a las autoridades. Actualmente, los autos chinos pagan aranceles de entre 15 y 20%, pero la nueva propuesta del gobierno busca llevar esa tasa al límite permitido por la Organización Mundial del Comercio: 50%.
El argumento oficial es que existen prácticas de dumping que ponen en riesgo la competitividad de las armadoras que producen en México. Con el nuevo arancel, el gobierno pretende emparejar la cancha y al mismo tiempo incentivar que las empresas fabriquen dentro del país. Según estimaciones preliminares, esta medida podría generar ingresos adicionales al fisco por alrededor de 40 mil millones de pesos, un monto nada menor en las finanzas públicas.
Marcas bajo presión
Las compañías más golpeadas serían aquellas que han apostado fuerte por México en los últimos tres años. BYD, MG, Chirey y JAC encabezan la lista de las que dependen en gran medida de las importaciones desde China. En muchos de sus modelos, el aumento del arancel sería imposible de absorber sin trasladarlo directamente al consumidor final, lo que elevaría los precios de forma considerable.
Pero el impacto no se limitaría a las firmas chinas. Marcas globales como Kia, Volvo o incluso General Motors también podrían sufrir ajustes, ya que varios de sus modelos llegan al país desde fábricas chinas. En total, se estima que hasta la mitad de las más de 30 marcas asiáticas en México podrían salir del mercado o reducir drásticamente su presencia.
El golpe al consumidor
Para los compradores, el panorama no pinta sencillo. Los precios de los autos importados desde China inevitablemente subirán si el nuevo arancel se aprueba en el Congreso. Esto significaría menos alternativas en el segmento de autos de entrada, donde las marcas chinas habían logrado posicionarse con modelos económicos y equipados. Además, también se vería afectada la importación de autopartes, lo que podría presionar a las cadenas de producción y mantenimiento.
Las tensiones con China
La respuesta de Pekín no tardó en llegar. El gobierno chino abrió una investigación formal sobre las medidas comerciales de México, acusando barreras y trato discriminatorio. Esto añade un componente diplomático delicado, ya que China es uno de los principales socios comerciales del país. México, por su parte, insiste en que la medida no es un castigo dirigido a una nación en particular, sino una política para proteger a la industria nacional.
Lo que viene
El proyecto se encuentra en la Cámara de Diputados y aún podría sufrir modificaciones antes de ser aprobado. Sin embargo, todo indica que el gobierno está decidido a avanzar. La decisión final marcará un parteaguas en la política comercial mexicana: si se aprueba, será un giro hacia el proteccionismo con consecuencias inmediatas en los precios y en la oferta del mercado automotriz.
Conclusión
La estrategia del gobierno mexicano de aplicar un arancel del 50% a los autos chinos abre un debate complejo entre proteger la industria local y mantener un mercado competitivo para el consumidor. Mientras los fabricantes nacionales ven en la medida un respiro frente a la presión asiática, los compradores se enfrentan al riesgo de pagar más por menos opciones. En el centro de esta discusión, México se juega su relación con uno de sus principales socios comerciales y redefine el rumbo de su política industrial.