En lo que va de la semana, el oro alcanzó un nuevo récord cercano a los 3,791 USD, pero posteriormente perdió algo de fuerza. La corrección llegó de la mano de un repunte del dólar, que tradicionalmente juega en contra del metal al encarecerlo para quienes compran en otras divisas. Sin embargo, la expectativa de que la Reserva Federal avance con nuevos recortes de tasas en lo que resta del año ha evitado caídas más profundas.
El foco del mercado está puesto en el índice de precios PCE, la medida de inflación preferida por la Fed. Cualquier sorpresa en esta publicación podría sacudir a los mercados: una lectura más fuerte de lo previsto reforzaría la idea de que la inflación sigue siendo un problema, mientras que un dato más débil abriría la puerta a que la Fed actúe con mayor agresividad en los recortes de tasas. A esto se suman otros reportes relevantes como las solicitudes semanales de desempleo, la revisión del PIB del segundo trimestre y las órdenes de bienes duraderos, todos ellos piezas importantes para medir el pulso de la economía estadounidense.
Por el lado de la Fed, las últimas declaraciones han mostrado un tono prudente. La mayoría de los analistas considera que aún quedan por delante al menos dos recortes de tasas de 25 puntos base, probablemente en octubre y diciembre. El dilema para el banco central sigue siendo cómo controlar la inflación sin enfriar demasiado el mercado laboral, un balance delicado que los inversionistas leen con lupa.
En el plano técnico, el oro encuentra un soporte sólido en torno a los 3,700 USD, zona donde también confluyen medias móviles de referencia. Si llegara a perder ese nivel, podría extender su caída hacia los 3,650 USD. En cambio, del lado alcista, la resistencia inmediata se ubica en los 3,760-3,765 USD. Un rompimiento convincente por encima de ese rango volvería a poner sobre la mesa la posibilidad de un nuevo ataque a los máximos históricos.
En conclusión, el oro se mantiene en pausa, a medio camino entre las dudas y la expectativa. Los datos que están por conocerse en Estados Unidos podrían definir el rumbo a corto plazo. Si la inflación da señales de seguir cediendo y el empleo se debilita, el metal podría retomar con fuerza la senda alcista. Pero si las cifras sorprenden al alza, es probable que el oro encuentre un freno en su escalada. Para los operadores de forex y commodities, el momento es de vigilancia total: cualquier sorpresa puede mover el tablero en cuestión de minutos.