El consenso entre las grandes instituciones financieras es que el euro cerrará el 2025 en mejores niveles frente al dólar, después de un 2024 marcado por la fortaleza de la divisa estadounidense. Algunas proyecciones colocan al par en torno a 1.15, mientras que otras más optimistas hablan incluso de 1.20 o 1.22, con un escenario excepcional que podría llevarlo hasta 1.25 si se alinean varios factores a favor de la moneda europea.
Lo que marcará la diferencia, según coinciden los analistas, será la velocidad con la que la Reserva Federal decida recortar sus tasas de interés. Si los recortes se retrasan y el dólar conserva atractivo, el euro podría quedarse estancado. En cambio, si la Fed se flexibiliza más pronto de lo esperado y el Banco Central Europeo mantiene una política relativamente estable, el euro tendrá un camino más despejado para ganar fuerza.
Además de las decisiones de política monetaria, los datos macroeconómicos jugarán un papel clave. Un repunte en la inflación de Estados Unidos podría volver a reforzar al dólar, mientras que una recuperación sostenida en la zona euro daría oxígeno al euro. A esto se suman los flujos de capital globales: cuando los inversionistas buscan refugio, el dólar suele salir fortalecido, pero si la confianza en el mercado regresa, el euro tiene más margen para avanzar.
La geopolítica sigue siendo otro factor de riesgo. La guerra en Ucrania, la volatilidad en los precios de la energía o cualquier crisis inesperada en los mercados financieros puede cambiar el rumbo del euro-dólar de un día para otro. Es por eso que, aunque las proyecciones pintan un panorama favorable para la moneda europea, no se descarta un escenario más pesimista en el que el par termine entre 1.12 y 1.14 si el dólar vuelve a fortalecerse.
Para los traders de Latinoamérica, estas proyecciones son especialmente relevantes. Un euro más fuerte frente al dólar puede dar algo de respiro a las monedas emergentes y a los exportadores de la región que tienen compromisos en dólares. Sin embargo, la volatilidad seguirá siendo alta, y eso significa que habrá oportunidades, pero también riesgos que se deben gestionar con cautela.
En conclusión, el 2025 se perfila como un año donde el euro podría recuperar parte del terreno perdido frente al dólar, siempre y cuando la Fed empiece a recortar tasas y la economía europea logre estabilizarse. El rango más probable de cierre se sitúa entre 1.15 y 1.20, aunque con espacio para sorpresas si los mercados globales cambian de rumbo.