El inicio de la jornada en Nueva York estuvo cargado de expectativas. Después del desplome del viernes, muchos temían que continuara la racha negativa. Sin embargo, la historia cambió cuando el presidente estadounidense emitió mensajes más conciliadores hacia China. En lugar de mantener las amenazas de imponer nuevos aranceles, el mandatario destacó la importancia de mantener el diálogo abierto y evitar un daño mayor a la economía global. Ese simple gesto fue suficiente para reactivar el apetito por el riesgo y disparar las compras en el mercado.
El Dow Jones Industrial Average subió casi 600 puntos, un avance de alrededor del 1.3 %. El S&P 500 ganó un 1.6 %, mientras el Nasdaq Composite se disparó más de un 2 %. Las acciones tecnológicas fueron las grandes protagonistas de la sesión, con repuntes en empresas como Nvidia, Tesla y Broadcom, que aprovecharon el rebote general del sector y las expectativas de mayores inversiones en inteligencia artificial.
El buen ánimo también se reflejó en otros sectores. Los títulos de consumo y energía acompañaron las subas, mientras los rendimientos de los bonos del Tesoro se estabilizaron tras varios días de tensión. El oro, por su parte, volvió a ganar atractivo y superó los 4,100 dólares por onza, reflejo de que algunos inversionistas aún prefieren mantener posiciones defensivas.
Aunque la jornada dejó un aire de optimismo, los analistas insisten en que este rebote debe tomarse con cautela. Las tensiones entre Estados Unidos y China no han desaparecido y el tema de los aranceles sigue siendo un factor de riesgo. Además, los mercados esperan nuevos datos económicos y los resultados trimestrales de grandes compañías para confirmar si la tendencia alcista puede sostenerse.
Desde el punto de vista global, este cambio de tono en Washington trajo un respiro a los mercados emergentes. En América Latina, las bolsas también mostraron movimientos positivos durante la jornada, con avances en México, Brasil y Chile. La posibilidad de un escenario internacional más estable favoreció la entrada de capitales hacia la región, fortaleciendo las monedas locales y generando expectativas de continuidad en el corto plazo.
Aun así, el panorama sigue siendo frágil. La volatilidad de las últimas semanas ha dejado en claro que el mercado está extremadamente sensible a cualquier declaración política o dato económico. Si las negociaciones entre Estados Unidos y China vuelven a tensarse, las ganancias podrían esfumarse rápidamente. Por ahora, el alivio predomina, pero los operadores prefieren mantener los pies sobre la tierra.
En resumen, Wall Street logró frenar la caída y encender una luz de esperanza, aunque nadie se atreve a cantar victoria. La combinación de un discurso más calmado y un rebote técnico permitió respirar a los inversores, pero el mercado sigue navegando en aguas turbulentas. Los próximos días serán decisivos para saber si este repunte es el inicio de una recuperación sólida o simplemente una pausa en medio de la tormenta.