Rodríguez presentó el balance durante un encuentro empresarial en Caracas, asegurando que la economía nacional atraviesa una etapa de expansión pese a las dificultades impuestas por las sanciones y la restricción de divisas. En sus palabras, el país estaría experimentando “una recuperación inédita” impulsada por la producción petrolera y el aumento de las exportaciones no tradicionales, como alimentos y minerales.
El crecimiento del 8,71 % representa un salto considerable si se compara con los años anteriores, cuando el país apenas empezaba a salir de una larga recesión. Este repunte, sin embargo, genera interrogantes sobre su sostenibilidad. La actividad petrolera ha sido el principal motor del resultado, con un incremento que el Gobierno estima en 16 %, acompañado de un leve aumento de las exportaciones no petroleras. Aun así, los economistas señalan que la falta de datos desagregados y de transparencia en las estadísticas oficiales dificulta medir con precisión el alcance real de la expansión.
A nivel regional, la cifra coloca a Venezuela entre las economías de mayor crecimiento de América Latina. Pero más allá del número, los analistas advierten que aún persisten los mismos desafíos estructurales: inflación elevada, una fuerte dependencia de los ingresos petroleros, limitaciones en la producción local y un mercado laboral poco formalizado. Además, el país sigue enfrentando restricciones en el acceso a financiamiento internacional y altos niveles de riesgo político, factores que podrían afectar la estabilidad de este aparente repunte.
Para los inversionistas y empresarios locales, el contexto actual combina señales mixtas. Por un lado, el crecimiento del sector petrolero y las exportaciones genera cierta confianza y abre oportunidades en áreas como energía, logística y producción de alimentos. Por otro, la fragilidad del entorno macroeconómico obliga a mantener estrategias prudentes. El bolívar continúa perdiendo valor frente al dólar, la inflación erosiona los ingresos reales y la dolarización de facto sigue marcando la dinámica de los precios.
Rodríguez aseguró que el país “ha aprendido a producir bajo condiciones adversas” y que el crecimiento se consolidará hacia finales de año, con una proyección de expansión anual cercana al 8,5 %. Si estas cifras se mantienen, 2025 cerraría como el año de mayor crecimiento económico en más de una década.
Sin embargo, para que este “milagro económico” se traduzca en bienestar sostenido, los expertos coinciden en que se necesita más que un buen trimestre. Hará falta inversión productiva, estabilidad monetaria, reglas claras para el sector privado y confianza en las instituciones. De lo contrario, el impulso actual podría desvanecerse tan rápido como surgió.