El enfoque consiste en una maniobra equilibrada: soltar parte de lo que ya está en zona de máximo, pero no abandonar el barco por completo, sino redirigir recursos a oportunidades con mayor margen de crecimiento. No se trata de apostar todo a lo seguro ni de lanzarse sin redes, sino de moverse con prudencia y visión.
Cuando una acción madura que ha acumulado mucho valor toca su techo, el espacio para sorpresas positivas se estrecha y el riesgo de retrocesos crece. Entonces muchos gestores prefieren asegurar una fracción del recorrido antes de que la ola pierda fuerza. Esa es la lógica de tomar ganancias parciales: liquidar una parte para fijar beneficios, sin dejar de participar si el impulso continúa.
Al liberar capital, el inversor tiene una munición lista para entrar en nombres más jóvenes, empresas en corrección o sectores emergentes, que aunque con mayor volatilidad pueden ofrecer mejor relación riesgo-recompensa. En lugar de esperar el momento perfecto para salirse, se prepara para entrar con decisión cuando los mercados muestren debilidad.
Para llevar esto a la práctica, primero hay que detectar qué valores ya subieron mucho y podrían estar saturados. Luego decidir cuánto retirar: no es necesario liquidar todo, muchas veces basta con vender una fracción —por ejemplo, entre un 20 % y un 50 %— para asegurar ganancias sin abandonar totalmente la posición. Esa porción liberada permite ingresar en compañías menos evidentes pero con fundamentos sólidos.
Las entradas deben hacerse con cuidado: no conviene jugárselo todo de una sola vez. Es mejor escalonar adquisiciones, aprovechar correcciones o promediar en zonas de soporte, de modo que el precio de entrada sea más favorable. Y al cambiar posiciones, conviene revisar todo el portafolio: que no quede demasiado sesgado hacia un solo sector o región.
Pero esta estrategia no está exenta de riesgos. Si vendes muy temprano, podrías perderte una ola adicional si el mercado sigue fuerte. Las apuestas en empresas emergentes pueden ser golpeadas con mayor severidad ante malas noticias. Y los costos de operación o comisiones pueden mermar los beneficios si haces muchas rotaciones.
En Latinoamérica, esta aproximación tiene matices interesantes. Aquí las acciones suelen reaccionar con más fuerza ante factores macro: una corrección global puede abrir buenas ventanas de entrada. Además, empresas locales con exposición internacional pueden aprovechar el efecto divisa o polinómica para dar un salto.
Al final, combinar una venta parcial de acciones maduras con reinversiones inteligentes en nombres jóvenes brinda una estructura equilibrada. Permite asegurar parte de lo que ya ganaste sin renunciar al upside que podría venir con nuevas oportunidades. Si quieres, puedo buscar ejemplos específicos hoy mismo —tanto en EE. UU. como en Latinoamérica— donde esta estrategia esté en acción, con precios, gráficos y recomendaciones adaptadas. ¿Lo preparo?