En octubre, la decisión del Banco Central de no mover la tasa de política monetaria dejó en claro que el escenario de los ahorristas se mantiene prácticamente sin cambios. La mayoría de los bancos ajustaron mínimamente sus tasas, pero todos se mueven dentro de un rango que va del 62% al 66% de TNA. Esto significa que una colocación de $100.000 en un plazo fijo tradicional a 30 días deja una ganancia cercana a los $5.100, aunque esa rentabilidad queda por debajo de la inflación proyectada para el mes, que supera el 7%.
El Banco Nación fijó la tasa en 65%, mientras que el Provincia se ubica en 64%. Galicia y BBVA se mantienen alrededor del 63%, en tanto que Santander y Macro buscan atraer depósitos con rendimientos cercanos al 66%. Pese a esas diferencias, la realidad es que el interés mensual ronda en todos los casos el mismo nivel, lo que vuelve cada vez menos atractivo al plazo fijo tradicional frente a la suba constante de precios.
Por esa razón, la opción que gana terreno es el plazo fijo UVA. Este instrumento ajusta el capital por inflación más un 1% adicional y, aunque exige un mínimo de 90 días, resulta mucho más efectivo para protegerse en un contexto donde el INDEC marcó una inflación interanual todavía por encima del 180%. Para quienes pueden inmovilizar su dinero durante tres meses, el UVA se perfila como la herramienta más sólida para no perder poder adquisitivo.
El mercado, mientras tanto, observa con atención los próximos pasos del BCRA. Los analistas remarcan que, si la inflación no logra desacelerarse, las tasas nominales actuales quedarán aún más retrasadas y podrían forzar un nuevo ajuste. En paralelo, muchos pequeños inversores empiezan a diversificar y buscan alternativas en fondos comunes de inversión o en la cobertura del dólar financiero, que sigue mostrando movimientos importantes tras la volatilidad de septiembre.
En definitiva, octubre encuentra a los plazos fijos tradicionales con rendimientos estables pero insuficientes, en torno al 5% mensual, y al UVA como la alternativa más lógica para quienes priorizan resguardar sus ahorros frente a la inflación. El dilema para los ahorristas pasa por elegir entre la liquidez inmediata de un mes o la protección más firme que ofrecen los 90 días del UVA.