La decisión de ampliar capital no es casualidad. Ørsted se vio golpeada por la cancelación parcial de la venta de participación en el proyecto Sunrise Wind, así como por la suspensión temporal de Revolution Wind, ambos en Estados Unidos. A ello se sumó un verano con vientos más débiles de lo habitual en Europa, lo que redujo la producción eléctrica y golpeó sus ingresos. Todo esto obligó a la empresa a replantear su estrategia y ajustar sus planes financieros de forma drástica.
El Estado danés, que posee poco más de la mitad de la compañía, ya había confirmado su compromiso con la ampliación de capital. Ahora, la incorporación de Andel refuerza la operación y envía una señal de unidad entre los accionistas estratégicos. Para Ørsted, este apoyo es vital, pues garantiza que contará con el respaldo suficiente para ejecutar la colocación y reforzar su estructura financiera.
Las consecuencias de este ajuste ya se ven reflejadas en las proyecciones. Ørsted redujo su estimado de ganancias para 2025 a un rango de 24 a 27 mil millones de coronas danesas, por debajo de lo esperado, y además recortó en un 25 % su plan de inversiones hacia 2030. La empresa busca priorizar proyectos más seguros y con marcos regulatorios estables, dejando de lado los que impliquen riesgos elevados o demasiada dependencia de factores externos.
El papel de Andel en este proceso es más que simbólico. Aunque su participación accionaria es del 5 %, su decisión de apoyar el plan de financiamiento otorga legitimidad a la estrategia de Ørsted y puede servir como un mensaje tranquilizador para otros inversionistas privados. Junto al Estado danés y otros accionistas de peso, el compromiso de Andel fortalece la narrativa de que la compañía aún tiene un futuro sólido en el sector de las energías renovables.
Este caso ofrece lecciones importantes para América Latina. En países como México, Brasil o Chile, donde la inversión en energías limpias se expande, queda claro que la estabilidad regulatoria y la solidez financiera son determinantes para que los proyectos puedan prosperar. Depender en exceso de un solo mercado, como le ocurrió a Ørsted en Estados Unidos, puede convertirse en una debilidad. Tener respaldo de inversionistas estratégicos y diversificación en las fuentes de financiamiento es clave para sortear momentos de turbulencia.
Ørsted no está fuera de peligro, pero con este movimiento asegura el oxígeno necesario para mantener su posición como líder global en energía eólica. El tiempo dirá si los ajustes en su estrategia logran recuperar la confianza plena del mercado, pero lo cierto es que la empresa no está sola: el Estado y sus socios más relevantes, como Andel, están listos para sostenerla en un momento crítico.