MP Materials se ha convertido en el rostro de una nueva batalla económica. La compañía, que opera la mina Mountain Pass en California —la única de su tipo en Estados Unidos—, ha experimentado un año tan vertiginoso como volátil. Tras un repunte de más del 300 % en sus acciones durante los primeros meses del año, en las últimas semanas sufrió una fuerte corrección cercana al 30 %. Aun así, sigue siendo el termómetro perfecto de cómo la política internacional está moviendo el tablero de los mercados.
El interés de Washington en MP Materials no es casualidad. Las tierras raras son fundamentales para la fabricación de baterías, motores eléctricos, sistemas de defensa y componentes tecnológicos de última generación. Hoy, China domina más del 80 % del procesamiento mundial, lo que le otorga una ventaja estratégica que Estados Unidos considera peligrosa. Por eso, el Departamento de Defensa ha cerrado un acuerdo con la empresa californiana que garantiza precios mínimos, contratos de compra a largo plazo e incentivos financieros para desarrollar toda la cadena de valor dentro del país.
La empresa ha respondido con ambición. Ha destinado más de mil millones de dólares para construir plantas de refinación y procesamiento, con la meta de lograr que Estados Unidos pueda producir imanes y materiales listos para uso industrial sin depender de China. Esta política de “reindustrialización de la cadena de suministro” busca, en palabras simples, que cada gramo de neodimio, praseodimio o disprosio extraído en suelo estadounidense también se refine y se use allí mismo.
Pero este impulso no está libre de riesgos. Pekín ha mostrado que no teme usar su dominio de los minerales críticos como arma diplomática. Ya en otras ocasiones impuso controles de exportación y, en los últimos meses, ha amenazado con restringir aún más el acceso de empresas estadounidenses a los minerales procesados. Si la próxima reunión entre Donald Trump y Xi Jinping en la cumbre del APEC 2025 termina mal, podríamos ver un endurecimiento de las tarifas o incluso un embargo parcial de exportaciones, algo que afectaría directamente los precios globales.
El impacto de esta tensión también toca a América Latina. Países como Brasil, Chile y Argentina tienen reservas de minerales estratégicos y podrían convertirse en jugadores alternativos si Washington busca proveedores fuera de Asia. Además, los fondos de inversión de la región están comenzando a mirar el sector con interés, viendo oportunidades en empresas ligadas a la minería avanzada y la electromovilidad. Sin embargo, no todo es color de rosa: la alta volatilidad de estas acciones, sumada a las tensiones diplomáticas, podría traducirse en fuertes altibajos en los mercados.
Por ahora, el escenario está dividido. Si Estados Unidos logra avanzar con su plan industrial sin grandes obstáculos, MP Materials podría consolidarse como líder de un mercado multimillonario y dar un golpe histórico a la hegemonía china. Si, por el contrario, las negociaciones se complican o surgen nuevos aranceles, las empresas del sector podrían enfrentar una corrección aún mayor. En cualquier caso, el tablero está en movimiento y los inversionistas más atentos ya están posicionándose.