El reporte más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que en agosto la actividad económica de México aumentó 0.6 % respecto al mes anterior, con cifras ajustadas por estacionalidad. Sin embargo, al compararse con agosto del año pasado, la variación fue prácticamente nula. Esto deja claro que, aunque hubo movimiento, la economía nacional todavía camina con pasos muy cautelosos.
Este avance superficial cobra relevancia porque ocurre en un contexto global y doméstico donde la incertidumbre pesa: los mercados globales ofrecen menor impulso para exportaciones, la inversión privada mantiene señales de debilidad y los retos internos (como productividad, infraestructura o política económica) siguen latentes.
Sectores en contraste: servicios y agro suben, industria se hunde
Al observar los componentes del crecimiento se aprecia una veta dual en la economía mexicana. Por un lado, el sector agropecuario reportó un fuerte avance (alrededor del 14.5 % mensual), lo cual da un alivio temporal al panorama. Al mismo tiempo, los servicios mostraron un crecimiento moderado (alrededor de 0.5 %). Pero el gran freno lo puso la industria, que registró una contracción de aproximadamente 0.3 %. Esto significa que el motor productivo sigue sin engranar, lo que puede limitar el crecimiento real y sostenido.
Para quienes invierten o hacen trading, esto importa porque las empresas con componente industrial o exportador podrían enfrentar mayor presión, mientras que aquellas centradas en servicios domésticos podrían tener un mejor desempeño relativo.
Qué implica para el mercado mexicano y para tu estrategia
Este ritmo tan moderado de crecimiento exige ajustar expectativas. En el mercado bursátil mexicano, los inversores podrían mostrarse más cautelosos frente a activos de riesgo, reducir exposición a sectores que dependen fuertemente de la industria o las exportaciones, y valorar más los negocios ligados al consumo interno y servicios. Además, para el banco central y las autoridades económicas, el mensaje es claro: si no se implementan estímulos o mejoras estructurales, la economía puede quedar estancada o caer.
También es relevante monitorear próximos datos trimestrales, inversión fija, empleo y el desempeño externo —todo ello influirá en si este 0.6 % mensual es el inicio de una recuperación lenta o simplemente un repunte pasajero.
Conclusión
En conclusión, el avance de 0.6 % en agosto deja en evidencia que la economía de México está en fase de espera, sin un crecimiento vigoroso. Este escenario exige que los inversionistas y operadores de mercado mantengan una postura cautelosa y estratégica, privilegiando sectores más resilientes y vigilando de cerca los siguientes indicadores económicos y sectores con potencial.