El reporte ante la SEC mostró que Jane Street, uno de los gigantes más reconocidos del trading algorítmico, invirtió alrededor de 362 millones de dólares para hacerse de esa participación en Opendoor. Esta jugada sorprendió a los analistas, ya que la acción venía siendo impulsada principalmente por el entusiasmo de pequeños inversores que siguen el fenómeno de los llamados “meme stocks”.
El papel de Opendoor ya había captado atención en los últimos meses gracias a varias noticias relevantes: el nombramiento de Kaz Nejatian, ex directivo de Shopify, como nuevo director ejecutivo, la reincorporación de los fundadores a la mesa directiva y la inyección de capital fresco para reforzar su operación. Estos movimientos generaron expectativas de un relanzamiento de la compañía, pero al mismo tiempo no eliminan la realidad de que sigue siendo una empresa con pérdidas y bajo fuerte presión de posiciones cortas.
Lo interesante es cómo esta entrada institucional puede cambiar la dinámica. Para algunos, la participación de Jane Street legitima el interés en la compañía y podría atraer más fondos al papel. Para otros, simplemente es parte de una estrategia de cobertura o especulación que no necesariamente implica confianza a largo plazo.
A pesar de la euforia, la visión de los analistas es clara: la mayoría recomienda vender o, en el mejor de los casos, mantener. El precio objetivo promedio de apenas 1,02 dólares contrasta fuertemente con el valor actual cercano a los 8,23 dólares, lo que refleja un mercado sobrecalentado.
El futuro inmediato de Opendoor dependerá de su capacidad para recortar pérdidas y demostrar que puede escalar un modelo de negocio rentable. Mientras tanto, la acción seguirá siendo terreno de especulación, donde los minoristas buscan surfear la ola y los grandes jugadores como Jane Street deciden hasta dónde empujarla.