Cuando uno mira el panorama con calma, se nota que el peso de Estados Unidos en las carteras no aumentó porque los inversores hayan decidido invertir más allí, sino porque los rendimientos de su mercado fueron tan altos que empujaron el valor total. Ese crecimiento automático ha hecho que muchos portafolios estén demasiado concentrados en Wall Street, incluso sin que sus dueños lo advirtieran.
Sin embargo, este 2025 ha traído un cambio de tono. Cada vez más capitales se están desplazando hacia otros destinos: Europa, Asia y América Latina. Los fondos internacionales, que durante años quedaron detrás del S&P 500, empiezan a mostrar mejores resultados, impulsados por valuaciones más razonables y expectativas de crecimiento más equilibradas.
Esa rotación también refleja una realidad que los gestores ya observan: los múltiplos de las grandes tecnológicas de EE. UU. están tensionados y las proyecciones de ganancias lucen más moderadas. En contraste, otros mercados ofrecen valoraciones atractivas, políticas monetarias menos restrictivas y exposición a sectores más cíclicos.
El riesgo de mantener un portafolio demasiado volcado hacia Estados Unidos es claro. Si el mercado se ajusta, el golpe puede ser fuerte. Y más aún si la Reserva Federal mantiene su tono restrictivo o si el ciclo político introduce incertidumbre. Por eso, los expertos recomiendan revisar la estructura de las inversiones y devolver el equilibrio.
Si tu cartera ya tiene un peso importante en fondos estadounidenses, especialmente si sigues un índice como el S&P 500, este puede ser el momento ideal para recortar y mover parte de ese capital hacia bonos o hacia acciones internacionales. No se trata de abandonar EE. UU., sino de volver a una distribución sana que reduzca el riesgo de depender de un solo motor.
En definitiva, el mensaje es claro: lo que funcionó en el pasado no necesariamente funcionará igual en los próximos años. El exceso de confianza en un mercado que ya subió tanto puede ser peligroso. Por eso, enfriar la exposición a acciones estadounidenses puede ser la jugada más inteligente del momento.