Históricamente, las empresas y los proyectos en Colombia dependían principalmente de la banca comercial y de emisiones públicas para obtener financiamiento. Pero hoy en día, ese modelo clásico está siendo desafiado por un contexto de tasas elevadas, menor apetito bancario para ciertos riesgos y una creciente necesidad de alternativas. En este contexto, el crédito privado —esto es, préstamos directos de inversores o fondos especializados que no pasan por los canales tradicionales— se está volviendo más relevante.
En América Latina, por ejemplo, la agencia Moody’s Investors Service estima que los activos administrados de crédito privado alcanzaron los US $14 900 millones hasta diciembre de 2024, frente a US $4 200 millones en 2015. En Colombia se observa un mayor interés por estructuras adaptadas, que pueden ofrecer plazos, garantías y mecanismos diseñados a la medida de las necesidades de las empresas. El Comercio Perú+1
Lo interesante aquí es que, aunque el costo del dinero esté alto —lo que suele desalentar la financiación—, muchos inversionistas parecen estar dispuestos a asumir esa realidad con tal de acceder a oportunidades que pueden no estar disponibles en otros instrumentos más tradicionales, especialmente cuando buscan diversificar sus portafolios en pesos colombianos.
¿Por qué el crédito privado aparece como solución ante tasas altas?
Las altas tasas de interés implican que financiarse es más costoso, lo que puede reducir la rentabilidad esperada de un proyecto. Bajo este escenario, las empresas que requieren capital pueden encontrarse con que los bancos tradicionales son menos flexibles, o exigen condiciones más rígidas. Ahí es donde el crédito privado entra: ofrece estructuras más personalizadas, plazos posiblemente más largos, y puede estar dispuesta a aceptar mayor riesgo a cambio de mejores retornos.
Para un inversor, esto significa que puedes acceder a un segmento que combina características de deuda privada, quizá con rendimientos superiores a los bonos tradicionales y generación de flujos más estables, siempre que la estructura esté bien diseñada. En Colombia, donde la banca enfrenta también retos regulatorios y de rentabilidad, el crédito privado se convierte en protagonista.
Oportunidades y retos para el inversor en Colombia
En el lado de las oportunidades, destacan: la posibilidad de diversificar más allá de bonos públicos o acciones, el acceso a rendimientos atractivos en pesos, y la opción de participar en proyectos de largo plazo (infraestructura, energía, ampliaciones empresariales) que requieren capital paciente.
Pero no todo es sencillo. En Colombia, se deben considerar los siguientes riesgos: puede existir menor liquidez, es decir, será más difícil vender o salir de una posición rápidamente. Además, la evaluación de riesgo es más compleja: el estado macroeconómico del país, la volatilidad del tipo de cambio, la eficacia de los emisores y las garantías ofrecidas deben examinarse con lupa. Finalmente, el marco regulatorio y el tamaño de este mercado siguen siendo más limitados que en otros mercados internacionales.