En los últimos datos disponibles, la inflación subyacente en Colombia ronda cerca del 5,29 % anual al mes de agosto de 2025. Esto significa que los precios “menos visibles” —los servicios, bienes durables, arriendos— están subiendo a un ritmo que no responde únicamente a choques puntuales sino a presiones estructurales. Cuando este número se mantiene alto, la Banco de la República tiene motivos para sostener o incluso aumentar su tasa de interés, lo que afecta créditos, hipotecas, consumo.
Para tu bolsillo, ese 5 % implica que si hoy ganas $ 1.000.000 al mes, al cabo del año tu salario necesitaría subir al menos a $ 1.050.000 solo para mantener el mismo poder de compra frente a esa inflación “de fondo”. Si no lo hace, compras menos con lo mismo.
Esta situación se vuelve más crítica cuando observamos que Colombia, comparada con otros países de la región, está “rezagada” en la caída de estas presiones de precios. Según un análisis reciente de J.P. Morgan, en economías como México o Chile los servicios o bienes regulados ya muestran señales de moderación; en Colombia, en cambio, la inflación subyacente se mantiene con “persistencia obstinada”.
Para los inversionistas y ahorradores, esto también tiene implicaciones importantes: tener dinero estancado en instrumentos que no ajusten al ritmo de esta inflación equivale a perder valor real. Por ese motivo, en este escenario cobran relevancia activos protegidos contra inflación, instrumentos indexados, o incluso evaluar mejor los costos financieros de créditos que pueden subir si las tasas se incrementan.
En conclusión, aunque quizá no lo veas todos los días cuando haces mercado, esta métrica está trabajando silenciosamente detrás de lo que sientes al final del mes. Mantenerse al tanto de la inflación subyacente te da ventaja para anticipar ajustes, optimizar tu presupuesto y tomar decisiones de inversión más informadas.