En el detalle del informe, los alimentos volvieron a ser los protagonistas del alza. El arroz registró un aumento superior al 3,8 %, explicado por el encarecimiento de los fertilizantes y la menor producción local. La carne de res subió cerca del 3 % por el incremento en los costos del alimento para el ganado y la fuerte demanda interna, mientras que los huevos escalaron hasta un 4,5 % debido al mayor precio del maíz y la soya importada.
Los arriendos también aportaron a la presión inflacionaria con un incremento de alrededor del 1,6 %. A esto se suman los servicios públicos, especialmente energía y gas, que subieron un 3 % en promedio, sobre todo en la región Caribe. En transporte urbano, el incremento fue de casi un 2 % tras los ajustes de tarifas en varias ciudades, impactando directamente los bolsillos de quienes dependen del servicio a diario.
Aunque la inflación se ha moderado respecto al pico de 2023, los alimentos siguen marcando el ritmo de los precios. El grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas representa más del 35 % del aumento total del IPC en el trimestre, lo que significa que cualquier variación en este rubro golpea de lleno al consumidor.
El arroz, base de la dieta colombiana, pasó de costar en promedio $3.500 el kilo a más de $3.800, mientras que la docena de huevos ya supera los $8.000 en varias regiones. Estos aumentos, aunque parezcan pequeños, suman una carga constante para las familias.
El panorama se complica aún más con los costos de energía. En Barranquilla y Santa Marta, las tarifas de luz se han incrementado por encima del 4 %, mientras que en Bogotá y Medellín los arriendos siguen ajustándose con base en la inflación pasada. Estas alzas afectan especialmente a los hogares de clase media, que destinan buena parte de sus ingresos al pago de vivienda y servicios básicos.
Por su parte, el transporte también se mantiene como un factor determinante. El aumento de los combustibles ha encarecido el traslado de mercancías, lo que repercute en el precio final de casi todos los productos.
De cara a los próximos meses, los analistas prevén que el Banco de la República mantenga su política de reducción gradual de tasas, pero advierten que la inflación podría cerrar el año por encima del 5 %, lejos todavía de la meta del 3 %. Si el fenómeno de El Niño continúa, el precio de los alimentos podría seguir presionando.
En definitiva, aunque el país ha logrado contener parte del impacto inflacionario, el costo de vida sigue siendo una preocupación constante. Los hogares colombianos continúan ajustando su presupuesto ante una realidad en la que cada peso cuenta más que nunca.