Guayaquil respira comercio desde sus raíces. Su río fue el origen del intercambio que dio vida a la ciudad, y hoy sus avenidas, puertos y zonas industriales laten al ritmo de la producción y la inversión. Más del 20 % de las empresas activas del país operan aquí, generando miles de empleos y fortaleciendo sectores como la agroindustria, la logística, la manufactura y los servicios financieros.
La historia empresarial de la ciudad está marcada por nombres que han moldeado el desarrollo nacional. Corporación El Rosado, nacida en 1936 con una pequeña pastelería, hoy es un gigante que factura más de 1.500 millones de dólares al año y opera cadenas de supermercados, tiendas de música, jugueterías y centros comerciales. Tía, que abrió su primer local en 1960, cuenta con más de 250 tiendas y 8.000 colaboradores, llevando empleo y desarrollo a todo el Ecuador.
Difare, fundada en 1984, se consolidó como una de las distribuidoras farmacéuticas más importantes del país, generando cerca de 5.000 empleos directos, mientras que Nirsa, pionera del sector pesquero, exporta productos a más de 30 países desde su planta en Posorja. Agripac, por su parte, se ha convertido en referente en el sector agroindustrial gracias a su innovación constante y presencia nacional.
El dinamismo guayaquileño también impulsa nuevas oportunidades. Dinadec, distribuidora de Cervecería Nacional, superó los 1.000 millones de dólares en ventas durante 2024, reflejando la fortaleza de una ciudad que sigue creciendo incluso en medio de desafíos económicos. Guayaquil no solo genera riqueza: genera estabilidad, empleo formal y esperanza.
El futuro se vislumbra aún más prometedor. Con proyectos como el puerto de aguas profundas de Posorja, la ampliación de zonas industriales y el auge del comercio electrónico, Guayaquil se consolida como la puerta del Ecuador hacia el mundo. Su mentalidad innovadora y su capacidad para reinventarse la mantienen como la gran fuerza que impulsa al país hacia adelante.
Cada 9 de octubre, la ciudad recuerda su independencia, pero también celebra su presente. Guayaquil es el reflejo de una nación que, a pesar de los retos, sigue apostando por el trabajo, la creatividad y la libertad. Su legado no está solo en los libros de historia, sino en las empresas, los emprendedores y la gente que, día a día, hace posible que el Ecuador siga avanzando.