Durante la sesión americana, el euro cayó más de un 0,4 % frente al dólar, arrastrado por un renovado clima de riesgo. Las amenazas arancelarias desde Washington encendieron las alarmas en los mercados financieros, generando un impulso inmediato hacia el dólar, que volvió a consolidarse como la moneda más buscada en tiempos de incertidumbre.
A este panorama se sumó la crisis política en Francia, donde la reciente ratificación de Sébastien Lecornu como primer ministro desató una moción de censura impulsada por la oposición. Este episodio político debilitó la confianza de los inversores en la estabilidad del gobierno francés, justo cuando la eurozona atraviesa una etapa de desaceleración económica y tensiones fiscales.
El índice del dólar (DXY) avanzó alrededor de un 0,35 %, reflejando la fortaleza de la moneda estadounidense frente a sus principales rivales. En contraste, el euro se mantiene bajo presión y sin señales claras de recuperación, mientras los operadores esperan nuevos catalizadores.
La atención ahora se centra en los próximos discursos de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, y Christine Lagarde, del Banco Central Europeo, que podrían ofrecer pistas sobre la política monetaria en ambos lados del Atlántico. Cualquier tono más restrictivo por parte de la Fed reforzaría la ventaja del dólar, mientras que un mensaje más cauto del BCE podría dejar al euro expuesto a nuevas caídas.
En el plano técnico, el par enfrenta un soporte clave en 1,1550, nivel que, de ser perforado, abriría la puerta a descensos hacia 1,1500. Por arriba, la zona de 1,1600–1,1650 representa una resistencia inmediata que el euro deberá superar para recuperar algo de tracción.
Para los operadores latinoamericanos, este entorno se traduce en alta volatilidad y oportunidades a corto plazo. El contexto global favorece al dólar frente a la mayoría de las divisas, por lo que es clave gestionar riesgos y estar atentos a los próximos datos económicos de Estados Unidos y Europa.