El mercado chileno destaca en la región por su nivel de transacciones. Mientras en la bolsa local se mueven en promedio más de 180 millones de dólares diarios, en Colombia y Perú las cifras no superan los 30 y 15 millones, respectivamente. Eso refleja que hay interés y liquidez, aunque la profundidad sigue siendo una deuda: pocos emisores y una fuerte dependencia del capital extranjero limitan el desarrollo.
El factor electoral puede convertirse en un gatillante. Si el nuevo gobierno se instala con un programa económico moderado, con señales claras sobre impuestos, pensiones y estabilidad fiscal, los inversionistas podrían retomar la confianza. Esa confianza se traduciría en más emisiones y un mayor flujo de capital hacia activos locales. En cambio, si el resultado fortalece posturas extremas, la cautela se mantendrá y los flujos buscarán refugio en otros mercados.
El debate tributario y la eventual eliminación del impuesto a las ganancias de capital es otro elemento clave. En la práctica, un sistema impositivo más competitivo puede incentivar a los inversionistas a mantener sus recursos en Chile, mientras que una carga excesiva los empuja a mover capital hacia plazas más atractivas.
A esto se suma la discusión previsional, con la creación de un ente público que podría administrar los nuevos aportes y un rol distinto para las AFP. La incertidumbre en esta materia afecta directamente a los fondos de largo plazo y, en consecuencia, a la capacidad del mercado para financiar proyectos e impulsar nuevas emisiones.
En paralelo, sigue en marcha la integración de las bolsas de Chile, Colombia y Perú a través de Nuam. Si esta plataforma logra consolidarse, la región podría ofrecer un mercado más líquido y profundo, reduciendo la dependencia del flujo externo y generando oportunidades de inversión más diversificadas.
El desenlace de las elecciones será determinante. Un Chile con señales de moderación y estabilidad puede consolidarse como el mercado más atractivo de la región, mientras que un país atrapado en la polarización corre el riesgo de mantener dormida su bolsa, pese a la liquidez que hoy todavía exhibe frente a sus vecinos.