El caso de una mujer que perdió su terreno de cien mil dólares en Santa Elena resume la realidad de muchos ecuatorianos: tras rematar su bien por trece mil, aún debe al banco una suma considerable. Situaciones como esta se repiten a diario en todo el país, reflejando un endeudamiento que no se detiene.
Según datos de la Superintendencia de Bancos, el crédito de consumo supera ya los quince mil millones de dólares, con un aumento sostenido desde 2023. Las familias, acorraladas por la inflación y el desempleo, usan préstamos y tarjetas para cubrir gastos básicos como alimentos o educación. El resultado es un ciclo financiero cada vez más difícil de romper.
El Banco Central del Ecuador advierte que el endeudamiento promedio por persona creció casi un diez por ciento en los últimos doce meses. Además, la tasa de interés promedio para créditos de consumo ronda el 17 %, lo que hace que muchas deudas se dupliquen en pocos años. A esto se suma el auge de los prestamistas informales, conocidos como “gota a gota”, cuyas tasas pueden superar el 300 % anual y que ya operan en ciudades como Quito, Guayaquil y Manta.
El problema no es solo financiero. Miles de familias pierden casas, terrenos o vehículos, y terminan afectadas emocionalmente por el peso de las deudas. El Ministerio de Salud ha reportado un incremento en casos de ansiedad y depresión vinculados a problemas económicos. Sentirse atrapado sin salida financiera se ha vuelto una causa frecuente de estrés en el país.
Los expertos coinciden en que la educación financiera es la gran deuda pendiente. Muchos ecuatorianos desconocen cómo calcular los intereses o los plazos reales de sus créditos, lo que los lleva a decisiones precipitadas. Recomiendan revisar presupuestos, evitar refinanciamientos sin asesoría profesional y buscar apoyo en programas de reestructuración bancaria. La Asociación de Bancos Privados del Ecuador impulsa actualmente iniciativas para orientar a clientes sobre cómo salir del sobreendeudamiento sin perder su estabilidad económica.
Mientras tanto, el Gobierno analiza medidas de alivio crediticio que permitan reestructurar deudas de consumo. Sin embargo, la ejecución de estas políticas aún se encuentra en debate. En un contexto de alta inflación y crecimiento limitado, la falta de planificación financiera puede seguir siendo el mayor enemigo de los hogares ecuatorianos.
El sobreendeudamiento ya no es solo un tema económico, sino un reflejo de la fragilidad de las finanzas personales en el país. Salir de la deuda requiere disciplina, información y un cambio de hábitos financieros. En Ecuador, el desafío no es solo pagar lo que se debe, sino aprender a no volver a caer.