El Ministerio de Finanzas calcula que el Gobierno necesita al menos USD 65 por barril para equilibrar sus ingresos con el gasto previsto en 2025. Sin embargo, con los precios actuales, la brecha podría superar los USD 1.500 millones, obligando al Ejecutivo a buscar alternativas como endeudamiento, recorte de inversiones o nuevas reformas tributarias.
A pesar de que la baja del crudo tiene un efecto positivo en los subsidios a los combustibles —que representan uno de los mayores gastos del Estado—, la balanza general sigue siendo negativa. Con un petróleo más barato, el costo del subsidio al diésel y la gasolina extra disminuye, pero al mismo tiempo el país recibe menos ingresos por exportaciones.
Expertos consultados por Finantres Latinoamérica coinciden en que la situación refleja la vulnerabilidad estructural de la economía ecuatoriana frente a las fluctuaciones del mercado internacional. Mientras países como Colombia y Perú han avanzado hacia una matriz más diversificada, Ecuador sigue dependiendo de su petróleo para sostener su gasto público.
En paralelo, el contexto global tampoco ayuda. El barril de Brent se mantiene bajo presión por el aumento de inventarios en Estados Unidos y la desaceleración de la demanda en China, factores que han empujado los precios a la baja en las últimas semanas. Si esta tendencia se mantiene, el Gobierno ecuatoriano podría verse obligado a replantear el presupuesto de 2025 o acelerar la eliminación gradual de subsidios.
Por ahora, el Ministerio de Energía mantiene su previsión de producción diaria en torno a 472.000 barriles, aunque las operaciones se han visto afectadas por mantenimientos en algunos bloques amazónicos. Cada punto porcentual de caída en la producción representa millones de dólares menos en ingresos para el fisco.
En un escenario de menor ingreso petrolero y gasto rígido, el desafío para el Gobierno será equilibrar las cuentas sin afectar la inversión social ni comprometer la estabilidad macroeconómica. Si el crudo no se recupera pronto, el país enfrentará meses de ajuste fiscal y presión económica.
El mercado estará atento a las próximas decisiones del Ministerio de Economía y Finanzas, mientras los ojos de los inversionistas siguen puestos en el precio del petróleo, un termómetro clave para el futuro inmediato de la economía ecuatoriana.