La semana arrancó con fuerte tensión en los mercados europeos tras la dimisión del primer ministro francés Sébastien Lecornu, apenas un día después de asumir el cargo. Este hecho desató un nuevo capítulo de incertidumbre institucional que reavivó las dudas sobre la estabilidad política y fiscal de Francia. Los inversionistas temen que esta situación retrase la aprobación del presupuesto nacional, justo cuando la Comisión Europea exige disciplina fiscal a sus miembros más endeudados.
El impacto fue inmediato. Las bolsas francesas sufrieron caídas considerables y los bonos del Estado experimentaron un aumento en sus rendimientos, reflejo de una mayor percepción de riesgo. El euro, por su parte, perdió fuerza frente a la mayoría de sus principales contrapartes, en especial la libra esterlina, que aprovechó el contexto para afianzarse temporalmente. Sin embargo, la libra tampoco ha tenido un desempeño sólido, ya que los últimos comunicados del Banco de Inglaterra mostraron un tono más prudente de lo esperado, dejando en pausa cualquier expectativa de cambios en su política monetaria.
En el mercado de divisas, el par EUR/GBP ha encontrado soporte cerca del nivel de 0.8660, aunque los analistas consideran que una ruptura por debajo de ese punto podría abrir el camino hacia nuevas caídas. La falta de claridad política en Francia se ha convertido en un obstáculo serio para la recuperación del euro, que además enfrenta un escenario de crecimiento débil en la eurozona.
Los ojos de los inversionistas ahora están puestos en el BCE. La presidenta Christine Lagarde tiene previsto pronunciarse esta semana, y sus declaraciones podrían ofrecer pistas sobre el rumbo de las tasas de interés y la estrategia de la institución frente a la desaceleración económica europea. También se esperan las actas de la última reunión del banco, que podrían revelar el grado de preocupación de sus miembros ante la fragilidad económica del bloque.
Por ahora, el euro parece atrapado entre dos fuegos: la incertidumbre política interna y una libra que, aunque sin un impulso fuerte, logra mantenerse firme. Si el gobierno francés logra encaminar rápidamente la situación política y presentar su presupuesto a tiempo, el euro podría encontrar un respiro. Pero si la crisis se prolonga o deriva en elecciones anticipadas, la presión sobre la moneda común podría intensificarse.
En el Reino Unido, los operadores también vigilan de cerca los próximos datos económicos, especialmente los informes de inflación y crecimiento, que podrían influir en la dirección de la libra. Un resultado sólido reforzaría la posición de la moneda británica frente al euro, mientras que cifras débiles podrían darle margen al BCE para recuperar algo de terreno.
En síntesis, el EUR/GBP se mueve dentro de un escenario frágil, condicionado por factores políticos más que económicos. La incertidumbre en Francia y la cautela de los bancos centrales mantienen al mercado en un compás de espera. Los próximos días podrían ser decisivos para definir si el euro logra estabilizarse o si continuará cediendo terreno ante una libra que, aunque sin brillar, sigue beneficiándose del caos político al otro lado del Canal de la Mancha.