El economista describió con ironía lo que espera para el lunes posterior a los comicios: los bares estarán abiertos, los trabajadores saldrán temprano a sus empleos y la economía seguirá funcionando. Su mensaje es claro: más allá del ruido electoral, la vida cotidiana y la actividad económica no se detienen. Para De Pablo, el verdadero desafío no está en el resultado inmediato, sino en cómo el Gobierno logre mantener el equilibrio fiscal y avanzar en la desregulación.
También advirtió que no habrá un cambio brusco el 26 de octubre. Según su visión, el país enfrentará un 2026 de disputas constantes entre quienes impulsan las reformas de Milei y aquellos que buscan frenarlas. En ese contexto, considera que el mercado deberá adaptarse a un entorno donde las reglas cambian de manera permanente y donde cada decisión política puede mover las expectativas económicas.
De Pablo evitó hacer pronósticos concretos sobre el dólar o las cotizaciones, aunque reconoció que podrían registrarse movimientos previos o posteriores a las elecciones. Lo importante, según él, es que la economía argentina ya está en una dinámica donde los ajustes y correcciones se volverán parte del día a día.
El mensaje final del economista es optimista, pero con un toque de realismo: Argentina sobrevivirá, pero el camino no será sencillo. La estabilidad dependerá de la capacidad del Gobierno para sostener su programa económico y de la madurez del sistema político para acompañar los cambios sin desbordes.