Aunque las amenazas de aranceles del 100 % generaron tensión en los días previos, declaraciones posteriores suavizaron el ambiente. La administración estadounidense manifestó que no busca perjudicar a China, sino establecer condiciones de negociación. En paralelo, ya están en marcha conversaciones oficiales entre Washington y Pekín para evitar una escalada que podría afectar al comercio global.
En este escenario, el dólar operó con poca variación. No hubo movimientos bruscos, pues muchos inversores adoptaron una postura contemplativa mientras esperan señales concretas. En el frente europeo, Francia estabilizó su gabinete y el euro mantuvo un curso relativamente plano. En Asia, el yen cedió terreno ante la incertidumbre política, mientras el yuan chino mostró fortaleza apoyado por datos sólidos de exportaciones.
El peligro latente es que esta calma sea frágil. Si la retórica diplomática no se materializa en acuerdos palpables, la presión regresará con fuerza. Además, cifras clave como inflación, empleo y crecimiento en EE. UU. pueden despertar reacciones bruscas si contradicen las expectativas del mercado.
Para los operadores en América Latina, este escenario ofrece tanto cautela como oportunidad: un quiebre en la aparente estabilidad del dólar podría generar movimientos interesantes en los pares locales frente al dólar. Por ahora, el billete verde navega sin grandes sobresaltos, pero con el ojo puesto en cada nuevo dato o giro diplomático que venga.