La economía neozelandesa muestra señales claras de debilidad, con menor consumo, desaceleración en la construcción y exportaciones en retroceso. Esto alimenta las expectativas de nuevos recortes de tasas, lo que limita cualquier intento de recuperación de su moneda.
A nivel internacional, la situación tampoco favorece al kiwi. Las nuevas tensiones entre Estados Unidos y China, derivadas de posibles restricciones tecnológicas, golpean a los mercados asiáticos y a divisas dependientes del comercio como el NZD. Recordemos que casi el 30% de las exportaciones de Nueva Zelanda van a China, por lo que cualquier golpe a la demanda del gigante asiático repercute directamente en su economía.
Desde el punto de vista técnico, el par NZD/USD mantiene una tendencia bajista clara, marcada por mínimos cada vez más bajos. Se observa una formación de “cuña descendente”, que suele anticipar una posible pausa o reversión del movimiento. El soporte inmediato se encuentra cerca de 0.5680, y si se rompe ese nivel, el siguiente objetivo bajista podría estar alrededor de 0.5630. En cambio, una recuperación por encima de 0.5750 abriría la puerta a una corrección hacia 0.5800–0.5860.
A corto plazo, los operadores estarán atentos a los próximos datos de inflación y empleo de Nueva Zelanda, que podrían definir si el banco central mantiene su sesgo expansivo. Por ahora, el escenario sigue siendo de debilidad estructural, con un kiwi que difícilmente podrá sostener un rebote mientras el dólar estadounidense conserve su fortaleza global y persista la tensión geopolítica.
El panorama general deja claro que el NZD/USD atraviesa un momento delicado. Con un RBNZ dispuesto a aflojar la política monetaria, una economía local debilitada y un entorno externo desafiante, todo apunta a que el kiwi seguirá bajo presión en las próximas semanas.