El anuncio lo realizó la ministra de Gobierno, Mónica Palencia, quien confirmó que la reducción del impuesto “entrará en vigencia en los próximos días”. El objetivo es aliviar la presión económica sobre los pequeños comerciantes y estimular el consumo en una provincia golpeada por la desaceleración. Imbabura, con ciudades como Ibarra, Otavalo y Cotacachi, ha sido uno de los epicentros de las protestas recientes y también uno de los motores productivos del norte del país.
Economistas advierten que esta medida podría tener un impacto limitado si no se acompaña de incentivos productivos y de control de precios, aunque reconocen que puede ayudar a dinamizar el comercio formal y a mejorar la percepción ciudadana sobre la respuesta del Gobierno. En términos fiscales, la reducción del IVA implica menos ingresos tributarios, pero el Ejecutivo confía en que una mayor actividad económica compense esa caída.
El contexto político también pesa: el paro de la Conaie elevó la tensión social y obligó al Gobierno a mostrar señales concretas de diálogo. La rebaja del IVA en Imbabura podría ser solo el primer paso hacia un acuerdo más amplio que involucre a otras provincias si la medida demuestra resultados positivos.
La decisión, más allá de su efecto económico, refleja una apuesta por la paz social en un momento donde la estabilidad política es clave para sostener la recuperación del país. Si logra dinamizar la economía local, podría convertirse en un modelo para futuras políticas regionales.