El equipo económico expuso a los inversionistas que el país trabaja en ordenar sus finanzas, mejorar la recaudación tributaria y contener el gasto público. Además, destacó las oportunidades de inversión en sectores como energía, minería y telecomunicaciones, considerados claves para impulsar la llegada de capital fresco. La estrategia apunta también a garantizar que Ecuador pueda atender sus obligaciones de deuda, que suman más de 2.000 millones de dólares en 2025.
La visita a Wall Street, sin embargo, coincidió con un paro nacional que paralizó calles y carreteras en varias ciudades del país. Las protestas, lideradas por sindicatos y movimientos sociales, reclamaron contra el alza de los combustibles, el desempleo y el costo de vida, lo que puso en evidencia el contraste entre el discurso internacional del Gobierno y las tensiones sociales que se viven dentro del país.
En Nueva York, los banqueros y analistas escucharon con atención el plan, pero no dejaron de observar que el contexto político y social sigue siendo frágil. Para los mercados, Ecuador ofrece oportunidades de inversión si logra estabilidad, pero la conflictividad social puede complicar los compromisos fiscales y el acceso a nuevo financiamiento.
La administración Noboa apuesta a que este acercamiento con inversionistas sea un primer paso para reabrir la puerta a capital extranjero y negociar condiciones más favorables de crédito. Sin embargo, el reto más grande sigue estando en casa: atender las demandas sociales y dar señales claras de gobernabilidad.
En conclusión, Ecuador se esfuerza por mostrar una cara sólida ante la comunidad financiera internacional, pero la verdadera prueba estará en lograr que ese mensaje de confianza se traduzca en mejoras concretas para la economía interna y en un clima político más estable.