El anuncio se realizó como parte de una estrategia del Gobierno para dar oxígeno al mercado interno, en un contexto de desaceleración económica y alto costo de vida. Noboa argumentó que el sistema bancario atraviesa uno de sus mejores años, con utilidades históricas, y que es momento de “devolverle algo al país” a través de acciones que beneficien a los trabajadores. Con esto, el Gobierno busca que el dinero llegue antes al bolsillo de los ecuatorianos y que las familias puedan aprovechar eventos comerciales como el Black Friday y el Cyber Monday, que tradicionalmente marcan el inicio de la temporada alta de consumo.
En el sector público, el adelanto aplica para funcionarios, maestros, médicos, policías y militares. Sin embargo, el reto más grande está en el sector privado, donde el pago anticipado no es obligatorio. Noboa pidió a las empresas que “den el ejemplo” y consideren adelantar el bono, sobre todo a aquellas con buenos resultados financieros este año. En el caso de la banca, la invitación fue más directa, considerando que en 2025 el sector ha registrado ganancias importantes. Entidades como Banco Pichincha y Banco del Pacífico superan los 140 millones de dólares en utilidades acumuladas, cifras que reflejan un año excepcional.
La medida tiene un trasfondo claro: mover la economía antes del cierre del año. Con más liquidez circulando en noviembre, el Gobierno espera que los comercios y el sector servicios vean un repunte en ventas. Esto podría generar un efecto en cadena positivo, impulsando también la recaudación de impuestos y mejorando las expectativas de crecimiento para el último trimestre del 2025. Sin embargo, no todos los sectores están en condiciones de adelantar el pago. Algunos municipios han expresado su preocupación, argumentando que todavía esperan transferencias del Estado y que la falta de liquidez podría complicar sus finanzas. En el sector privado, varias empresas medianas y pequeñas enfrentan la misma realidad: menos flujo de caja y más gastos por cubrir.
Aun así, el movimiento tiene un efecto psicológico positivo en la economía. Adelantar el bono navideño mejora el ánimo del consumidor y puede servir para aliviar deudas o anticipar compras familiares. Para los inversionistas y analistas del mercado, el anuncio también tiene lectura financiera: una mayor liquidez temporal puede reflejarse en un aumento del consumo, especialmente en sectores como comercio, turismo, tecnología y servicios. Esto, a su vez, puede mejorar el desempeño de empresas ligadas al consumo interno y generar oportunidades para traders que busquen aprovechar ese impulso de corto plazo.
Pero más allá del entusiasmo inicial, el éxito de la medida dependerá de la capacidad del Estado y del sector privado para sostener el gasto sin comprometer su estabilidad. Si bien la intención del Gobierno es fortalecer la economía doméstica, un adelanto generalizado podría poner presión sobre empresas con baja liquidez. De ahí que el llamado de Noboa a la banca sea también una forma de equilibrio: que quienes más ganaron en el año ayuden a sostener la dinámica de consumo que el país necesita.
En conclusión, el adelanto del décimo tercer sueldo se convierte en una de las medidas más visibles del Gobierno de Daniel Noboa en su intento por cerrar el año con una economía más activa y un clima laboral favorable. Para los trabajadores, significa recibir su bono antes de las fiestas; para los comercios, una oportunidad de aumentar ventas; y para el país, una apuesta por mover el engranaje económico en un momento crucial. Ahora la pelota está en la cancha del sector privado, que deberá decidir si acompaña al Gobierno en este impulso o mantiene su calendario tradicional.