El dólar blue inició la jornada con cierta calma en las cuevas de la City porteña, luego de un mes cargado de subas y rumores sobre nuevas medidas. La cotización se ubica cerca de los $1.550 para la venta y $1.500 para la compra, mostrando un comportamiento más contenido respecto de semanas anteriores. Esta leve estabilidad ofrece un respiro momentáneo, aunque el clima en el mercado sigue lejos de la tranquilidad.
En el circuito oficial, el tipo de cambio minorista ronda los $1.520, mientras que el mayorista se mueve en torno a los $1.500. El Banco Central continúa interviniendo en el mercado para evitar movimientos bruscos, a la vez que intenta sostener el ritmo del crawling peg —el deslizamiento controlado del tipo de cambio— sin perder reservas.
En los segmentos financieros, tanto el dólar MEP como el contado con liquidación se mueven en torno a los $1.480 y $1.510 respectivamente, lo que mantiene una brecha moderada respecto del blue. Esta relativa convergencia de valores refleja una menor presión especulativa, aunque los analistas coinciden en que el mercado sigue muy sensible a cualquier cambio en las señales del Gobierno.
A nivel económico, la estabilidad del dólar informal no necesariamente implica calma. La inflación mensual se mantiene elevada, los precios internos siguen ajustándose al ritmo del dólar financiero, y los ahorristas continúan buscando cobertura en moneda extranjera ante la falta de confianza en el peso.
Para los inversores locales, el mensaje es claro: el dólar sigue marcando el pulso de la economía argentina. Aunque el blue haya encontrado un techo momentáneo, la tendencia de fondo sigue siendo de cautela. En un país donde cada movimiento del tipo de cambio impacta directamente en los precios y en las decisiones de inversión, seguir de cerca la evolución de los distintos dólares es más que una costumbre: es una necesidad.