Durante los primeros meses del año, los negocios caraqueños enfrentaron una demanda más débil que la del 2024. El tipo de cambio se movió con fuerza, la inflación se aceleró, y el poder de compra de las familias cayó de manera notoria. A pesar de un breve impulso en el tercer trimestre, la mayoría de los comercios no logró igualar el dinamismo del año anterior.
En la ciudad, los dueños de tiendas de ropa, electrodomésticos y alimentos coinciden en que las ventas apenas comienzan a mejorar, impulsadas por los adelantos de utilidades y algunas compras corporativas. Sin embargo, la incertidumbre sigue latente. Las variaciones en el dólar oficial y paralelo afectan directamente los precios, y muchos consumidores prefieren comprar solo lo esencial o esperar promociones para aprovechar mejor su dinero.
El panorama económico no ayuda mucho. Las proyecciones del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB apuntan a que la inflación podría cerrar el año cerca del 220 %, mientras que el PIB mostraría una ligera contracción. Estos números confirman que el crecimiento sigue siendo frágil, sostenido más por el consumo que por una expansión real de la producción.
En zonas comerciales como Sabana Grande, La Candelaria o Chacaíto, se nota más movimiento, aunque aún lejos de los niveles que solían verse antes de la pandemia. Los comercios más pequeños dependen de la venta diaria, y cualquier alza del dólar o aumento en servicios públicos puede representar una carga difícil de manejar.
De cara a diciembre, el sector confía en que los aguinaldos y prestaciones den un pequeño empuje a las ventas. Los rubros con mejor desempeño suelen ser los de alimentos, bebidas, tecnología y cuidado personal, productos que forman parte del gasto navideño habitual del venezolano. Sin embargo, la mayoría de los empresarios prefiere mantener una estrategia de cautela: controlar inventarios, evitar endeudarse y ajustar precios según la variación cambiaria.
Aun con las dificultades, el espíritu comercial caraqueño no se apaga. Muchos negocios apuestan a promociones y descuentos para atraer clientela y cerrar el año con números positivos. Pero todos coinciden en lo mismo: 2025 ha sido un año de resistencia, no de bonanza.
Conclusión:
El comercio en Caracas se prepara para un fin de año con más esperanza que certeza. Aunque diciembre suele traer algo de alivio, el peso de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo impiden hablar de una verdadera recuperación. En un país donde la economía sigue atada al dólar y el consumo depende del ánimo de los hogares, la prudencia será la protagonista del cierre de 2025.